Raquel Gu: “Vivimos en una sociedad que glorifica lo irreal: mujeres eternamente jóvenes”
Raquel Gu es filóloga y traductora, pero dibuja desde que tuvo edad para sostener un lápiz. Colabora en medios como Jot Down, Principia y Mongolia, y publica libros de humor gráfico como La edad estupenda. Una conversación sobre hacerse mayor, volvernos invisibles y tejer lazos sororos. Sobre estos temas charlamos en la siguiente entrevista.
Además, con motivo del Día Internacional de la Mujer, hemos organizado un encuentro junto a ella, en el que también participarán Mercedes Cebrián, Raquel Martos y Elisa McCausland. ¿El tema? La edad a partir de los 40 en clave de cómic. Será el próximo 10 de marzo a partir de las 19:00h, ¡y aún quedan plazas disponibles!
En tu libro reivindicas, con mucho sentido del humor, que la edad estupenda va desde los 40 hasta el infinito. ¿Por qué son estupendos estos años?
Son estupendos porque como ya hemos recorrido un trecho considerable de este camino que es la vida hemos aprendido muchas cosas y sabemos cómo manejarnos mejor. Acumulamos experiencias de todo tipo, buenas y malas, y eso nos permite poner en valor todo lo que nos rodea, verlo con otros ojos: quitarle hierro a muchas situaciones, ganar asertividad, apreciar a quienes tenemos de verdad a nuestro lado y también reírnos de nosotras mismas y tomarnos un poco menos en serio. Dramas, los justos. Todo esto nos permite enfocar la vida de otra manera y disfrutarla más y mejor.
¿Quizás el secreto está en tomarnos el paso del tiempo con humor?
Definitivamente. Esa es la clave de todo. Estoy convencida de que tomarnos el paso del tiempo con humor nos ayuda a relativizar ese vértigo vital del que también hablo en el libro. Si no nos lo tomamos con humor, ¿qué nos queda? No somos más que hormiguitas que viven en el pequeño punto azul pálido que describió Carl Sagan y toda la historia de la humanidad ocupa un suspiro –21 segundos– en el calendario cósmico, así que mejor tomárnoslo todo con un poco de humor.
¿En qué o en quién te inspiras para realizar las viñetas? ¿Hay algo o bastante de Raquel Gu en tus personajes?
Me inspiro en todo lo que me rodea. En lo que me cuentan mis amistades, en cosas que me pasan a mí, en noticias que leo, en comentarios que veo en las redes… incluso me inspiro en mi otro trabajo, la traducción: a veces algo me llama la atención y surge la idea para una tira. Ese fue el caso, por ejemplo, de la tira de la arthropleura, en la página 82 del libro. La arthropleura era una criatura de aspecto similar a un milpiés gigante que vivió al final de la era paleozoica, y parece ser que tenía la capacidad de rociar con cianuro de hidrógeno a cualquier depredador que la amenazara. Enseguida pensé en Cándida, tan ingenua y tan buenecita ella, pero con esos giros imprevistos que pega de vez en cuando, encontrándole una aplicación práctica al bicho, y me dio para una tira.
En cuanto a los personajes del libro, sí, hay algo o bastante de mí en algunas de ellas (salvo en tres que están inspirados en personas reales: Uma, Lida y El estupendo). Aunque mi alter ego inicialmente siempre ha sido La estupenda, hay otros personajes en los que me reconozco a menudo. Angus, por ejemplo, es alguien con quien me identifico mucho, porque me permite expresar una parte de mí muy real; y también me identifico a menudo con alguna de las burradas de Cándida. En el fondo, creo que todas y todos tenemos algo de estos personajes, de algunos más y de otros menos.
Parece que a partir de los 40, las mujeres se vuelven invisibles. ¿Crees que esto ha empezado a cambiar o todavía nos queda mucho camino por recorrer?
Creo que, pese a que ha empezado a haber algunos cambios, todavía nos queda mucho camino por recorrer. Vivimos en una sociedad que glorifica lo irreal: mujeres (hombres también, pero sobre todo mujeres) que no envejecen, de piel impecable, figura esbelta, aspecto siempre ideal, sonrisa perenne… y eternamente jóvenes. Filtros de retoque fotográfico e inteligencias artificiales de creación gráfica generan imágenes «perfectas» de caras y cuerpos, y las vemos por todas partes: en las redes sociales, en los anuncios, en muchas series y películas… Y esos filtros y esas inteligencias artificiales han sido creados por personas, no lo olvidemos. Hay niñas y jóvenes recibiendo este mensaje irreal sin apenas cuestionárselo, porque dan por hecho que eso es lo «normal»; cuando en realidad lo normal es que somos perfectas tal y como somos: nuestro cuerpo es una máquina prodigiosa hecha para vivir, para sentir y también para disfrutar. Hay que cuidar la máquina para que funcione bien y hay que mimarla, y eso se hace en el ámbito de la realidad.
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