02.06.2020

Mi momento espAcial: Marta Sanz

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Marta Sanz recuerda con cariño un día en el que Espacio se llenó de fuerza. De voces femeninas, diferentes pero unidas, y de sus miradas a la educación, la sexualidad, el trabajo o el cuerpo en la vida de las mujeres. Miradas a nuestra realidad.

Con estas líneas, la escritora participa en #MiMomentoEspAcial. Una recopilación de grandes recuerdos vividos en nuestras salas, contados por sus protagonistas. Celebramos así nuestros ocho años con todos vosotros y todas vosotras. ¿Te animas a contarnos tu momento espAcial?

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Mi momento verdaderamente espAcial en Espacio Fundación Telefónica fue el día de la presentación de ‘Tsunami’, recopilación de textos feministas autobiográficos, publicada por la editorial Sexto Piso.

En este acto, diez escritoras extraordinarias de distintas generaciones, mujeres maduras y mujeres jóvenes, diez amigas estupendas, llegaron desde diferentes lugares -Cataluña, Andalucía, Asturias, Euskadi, Madrid…- y dieron su visión de las transformaciones en materia de igualdad que se han producido en los últimos años; nos descubrieron los lugares de una feminidad que a menudo se coloca ob-scena; repasaron sus genealogías, el papel de los cuidados, la educación, la sexualidad, el trabajo o el cuerpo en la vida de las mujeres.

Fueron muchas las razones por las que este acto resultó muy emocionante para mí: el asunto que allí nos reunía; el entusiasmo que mostraron todas las participantes que se prestaron a acompañarnos -solo faltó la vitriólica Flavita Banana, que alivió su ausencia personándose fantasmagóricamente a través de un vídeo-; el público que abarrotó la sala y ese otro público que pudo estar con nosotras a través de estos hilos invisibles que tan importantes se han vuelto en los días de pandemia. Recuerdo una presentación cálida, comprometida, llena de buenas ideas que fundamentaron buenas intenciones, emocionante. Un encuentro que estábamos esperando. Las ganas de expresar, compartir, escuchar, preguntar, pensar en común. A la salida, algunas personas me dijeron que se sentían muy satisfechas porque habían aprendido cosas. Fuera de las rutinas y las inercias sociales de las presentaciones: aprender cosas, pensar que aún podemos aprender de la experiencia de la gente, ponerla en común, me parece una actitud maravillosa para construir la calidad democrática. Intentar alcanzar ese logro a través de la presentación de un libro feminista creo que es un ejemplo de la interseccionalidad de un movimiento que aspira a darle la vuelta a lo real como si lo real fuera un calcetín. Tocar lo económico, lo ecológico, lo racial, el edadismo, la brecha educativa, la discriminación por asuntos de salud…

Como maestra de ceremonias y editora del libro, formulé una pregunta a cada escritora y ellas contestaron de una manera tan respetuosa hacia el resto de sus compañeras que juntas entendimos, en una suerte de clase práctica, el auténtico significado de eso que se llama en perfecto inglés mansplaining. Allí, Cristina Fallarás subrayó que su vulva no era ni mucho menos un asunto banal; Sara Mesa se abrió más que nunca para descubrirnos los entresijos literarios y vitales de su relato autobiográfico; Edurne Portela tiró del ovillo de sus referentes femeninos familiares; Laura Freixas volvió a demostrar por qué es una referencia inexcusable de nuestro presente feminista; Pilar Adón reflexionó sobre la resignificación de ciertas palabras que nos llevan a entender episodios traumáticos de nuestra vida; Nuria Barrios habló de cómo sobrevivimos a las lacras de una educación religiosa que a menudo ensucia de culpa el deseo femenino; María Sánchez rescató la imagen de las mujeres rurales y colocó en primer plano el tema de los cuidados que hoy es más central que nunca; Cristina Morales nos acercó al concepto de «puta gratis» y declaró que ella no estaba contra el trabajo sexual, sino contra el trabajo; Clara Usón nos trasmitió su fuerza, su experiencia, y yo volví a representármela mentalmente como una sufragista con su sombrero calado hasta los ojos… Compartimos ideas, afectos, respondimos preguntas pertinentes, nos sentimos acompañadas… Fue precioso.

Por Marta Sanz