Han pasado 14 años desde que grabara su primer cortometraje ‘Las cabras de Freud’. Ahora, a sus 36 años, Kike Maíllo ya sabe qué es ganar un Goya a la mejor dirección novel por su película ‘Eva’. Durante unas horas, este director y publicista catalán abandonó los estudios y las cámaras para participar en el ciclo de Tecnología y 7º Arte (#tecnologiaycine) que tuvo lugar el 18 de enero en el auditorio del Espacio Fundación Telefónica.
Pregunta: ¿La evolución tecnológica y la del cine han ido de la mano?
Respuesta: Sí. El cine, como el resto de artes, llega en el preciso momento en el que la evolución tecnológica posibilita su aparición. Ni antes, ni después. No se puede entender el cine sin la previa invención de la fotografía y ésta, a su vez, sin los precedentes avances en la representación espacial. Es junto a la arquitectura de las artes más sofisticadas y en el que más inventos o artilugios participan.
En la elaboración de una película los guionistas y el director tratan de “programar” o intuir las emociones que un espectador va a sentir viendo su película, pero ¿hasta qué punto se pueden programar las cosas que ocurren en el cine?
Cuanto más se ajusta una película a un diseño clásico o estandarizado más fácil es saber en qué punto se haya el público en cada momento del visionado de un film. Personalmente me gusta experimentar con el diseño clásico, salirme en algún momento de ese torrente planificado. Se debe, quizás, a que estoy en un punto en el que veo demasiado el cartón o la trampa a las formas de construcción narrativa más habituales, y lucho contra el aburrimiento.
¿Qué hay de ‘Inteligencia Artificial’ y de ‘Beautiful girls’ en tu primera película, ‘Eva’?
De Inteligencia Artificial hay algo de la voluntad de unos científicos por hacer un androide lo más interesante posible. De Beautiful girls hay todo lo demás: la intención de hallar alguna fórmula que explique la naturaleza del amor y la relación central que sostienen el personaje de Álex y Eva, un hombre llamado a entrar en la madurez y una niña.
¿Crees que en el futuro los robots/máquinas serán capaces de idear una película?
Seguro. Ya son capaces de pintar algún cuadro interesante o de componer piezas musicales. Las matemáticas se basan en el principio básico de que cualquier proceso, por complejo que sea, puede llegar a ser formulado algoritmicamente y eso, evidentemente, también incumbe a los procesos narrativos. Otra historia es si esas obras tendrán alma. Auguro que, cuanto menos, serán entretenidas para el gran público.
¿Algún día las máquinas serán suficientemente complicadas como para amar de una forma “verdadera”?
No estoy muy interesado en la cuestión. Tampoco lo está EVA, nuestra película. Lo que verdaderamente me parece interesante, y mucho más primario, es si nosotros los humanos, en un futuro, entablaremos relaciones de verdadera amistad con máquinas, si llevaremos ese eterno proceso de sustitución del hombre por la máquina más allá de las áreas de trabajo, dejando que también nos reemplacen en lo social.
Qué vende más hoy en día, ¿la ciencia ficción/vida artificial o las historias humanas y reales?
Depende de dónde y a quién. Las historias basadas en la realidad suelen funcionar mejor entre el público adulto. Las historias basadas en mundos de fantasía suelen funcionar mejor entre un público juvenil.
En cualquier caso, el hecho de que las historias sean “humanas” o no, no depende de si son historias basadas en la realidad conocida o en realidades paralelas.
El futuro del cine, ¿es ciencia ficción?
Por supuesto. El futuro del cine es pura ciencia ficción, pues no hay arte que dependa tanto de ambos elementos para su existencia. Ciencia y ficción. Tecnología y narrativa.
Grabación
A continuación puedes ver la grabación del encuentro «Tecnología y 7º arte» en el que participó Kike Maíllo. Más información del ciclo #tecnologiaycine en esta página.
