Exposición Theo Jansen. Asombrosas criaturas
05.10.2015

«Correplayas», el artículo de Theo Jansen que lo empezó todo

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Theo Jansen publicó esta columna en el periódico holandés Volkskrant en 1990, el mismo año en el que comenzó a construir sus Strandbeest. En este texto se encuentran las intenciones originales y las inquietudes que empujaron al artista a iniciar un viaje que ya dura más de un cuarto de siglo. La hemos traducido al castellano para que puedas sumergirte con más facilidad en el universo de lasBestias de Playa. La obra de Theo Jansen estará expuesta en la tercera planta del Espacio Fundación Telefónica del 23 de octubre de 2015 al 17 de enero de 2016.


¿Por qué las dunas tienen la altura que tienen?

Las dunas son altas porque el viento va depositando sus granitos de arena en ellas, y a su vez son bajas porque el mismo viento se los vuelve a llevar. Tantos granitos que aporta, tantos granitos que quita. Y al final, las dunas permanecerán siempre tan altas como son.

Pero no ocurre lo mismo con el nivel del mar. El mar no hace más que subir, y esto amenaza con hacer retroceder los límites de nuestra tierra hasta donde estuvieron en el medievo. Y todos sabemos que en ese minúsculo trocito que nos va a quedar poco  podremos hacer.

Por tanto, la gran cuestión es: ¿cómo hacer llegar más granitos de arena  a nuestras dunas?

Sería fantástico si tuviéramos unos animales que removieran continuamente la arena de nuestras playas, que la arrojaran al aire, para que, a continuación, el viento se encargara de llevarla hasta las dunas.

Para conseguir esto, he inventado unos animales que al igual que los castores en el parque natural de Biesbosch, podrán ayudar a mejorar el equilibrio ecológico de nuestra costa. Los he creado a partir de tubo rígido de canalización eléctrica, pinchos para barbacoa y cinta adhesiva. Su energía la obtienen del viento, de modo que no tienen que comer.

1) El rulo playero

Tiene una altura de 3,60 metros y la cabeza está cubierta de tentáculos que van pinchando en el suelo. Debido a que la cola atrapará más viento que la cabeza, estará siempre de cara al viento. La hélice de la parte posterior provocará que el bicho vaya rodando con un desplazamiento lateral. Durante ese movimiento, los tentáculos, orientados como si fueran palos de esquí, irán picando en la arena, dándole al animal un impulso hacia adelante mientras va arrojando la arena en su derredor. Si topa con un obstáculo, la hélice seguirá girando, pero, debido a la acción de un tornillo sinfín conectado a una pequeña palanca, que a su vez tensa un muelle, etcétera,  las hojas de la hélice bascularán un cuarto de vuelta sobre su eje longitudinal, invirtiendo el sentido de rotación. Así, el rulo playero siempre estará en movimiento.

2) El cavadunas

Se compone de trozos de tubo rígido de canalización eléctrica, de un metro de largo, apoyados en posición inclinada sobre el suelo. La parte superior lleva un molinillo de viento que siempre estará orientado al viento debido a su largo timón de cola. El molinillo provocará un movimiento alterno de los tubos, de modo que la criatura empezará a reptar. En su costado lleva un brazo con una patita. Dicha patita va empujando en dirección lateral pequeños bocados de arena y a su vez provoca una pequeña propulsión hacia adelante; solo que dicha propulsión no es uniforme, sino cíclica. Va dotado de un mecanismo que provoca movimientos alternos rápidos y lentos en ciclos de una hora, de tal forma que el cavadunas se moverá en espiral y en cada pasito empujará un poco de arena hacia el centro. Después de unos días, se habrá formado un montoncito cónico de arena que a los pocos meses se habrá convertido en una enorme montaña.

Este verano me voy a dedicar un tiempo a fabricar unos cuantos de estos animales y en  otoño pienso soltarlos a lo largo de la costa, para que aún puedan aprovecharse de las primeras tormentas de la temporada. ¿Y quién sabe? A lo mejor, dentro de unos años, la costa de los Países Bajos tendrá un aspecto diferente.

Por Theo Jansen. Publicado originalmente en 1990, en holandés y en el diario Volkskrant.