Durante la última sesión de la Escuela de Educación Disruptiva (#EED2015) tuvimos la oportunidad de hacerle unas preguntas a una importante figura en el ámbito de la educación, César Bona. El maestro español, que ha sido candidato al Global Teacher Prize de este año, nos dio las claves para ser un buen profesor y nos habló sobre algunos de los proyectos educativos que ha llevado a cabo.
• ¿Qué te parece que programas de formación innovadores como la EED estén siendo impulsados por instituciones culturales y no desde ámbitos académicos formales como la universidad?
Considero que es un paso valiente e importante y que puede contagiar a los sistemas más arcaicos o tradicionales. Porque cuando la gente ve que algo funciona, normalmente sí se agarra al carro.
Cuando los futuros maestros se apoyan dentro de un sistema tradicional siempre cuesta más hacer las cosas, digamos que es como una mole muy difícil de mover y que cualquier cambio siempre provoca escepticismo, a no ser que se haya hecho en otros sitios y se vea que funciona. Lo bueno de que estas cosas empiecen a hacerse en instituciones culturales o fundaciones es que puede servir para que otros lo vean y se contagien. Faltan personas con iniciativa.
• ¿Cómo debería ser la formación del profesorado en el s.XXI?
Si yo tuviera el poder para cambiar alguna cosa en la universidad, en el primer curso de carrera pondría una materia llamada ‘Aprende a gestionar tus emociones’. Y el segundo año otra que fuese ‘Ahora que sabes gestionar tus emociones, enseña a los niños a gestionar las suyas’ para que esos futuros maestros ya sepan cómo educar a los niños sobre inteligencia emocional. Así en pocos años de la escuela saldría gente mucho más tolerante, más respetuosa… eso no es tan difícil de hacer.
Yo he tenido la suerte de poder ir a hablar a distintas facultades de Educación, no para contarles lo que yo sé, simplemente para decirles la importancia que tiene un maestro, cuán importante es la actitud y la pasión cada día. Para mí los profesores de futuros maestros tendrían que contagiar sobre todo eso, incluso más que conocimientos.
• Cuando piensas en un buen profesor, ¿qué conceptos clave te vienen a la cabeza?
La gente dice «un maestro, un profesor, tiene que tener vocación», pero no es sólo cuestión de vocación, porque la vocación poco a poco se va difuminando. Hace falta ser consciente cada día de que vas a influir en cientos de niños. Para mí eso tiene que estar en la cabeza de cada maestro cada día que se levante para ir a la escuela. La palabra es actitud. El saber que si la esencia de un niño es ser curioso, tú tienes que ser un ser curioso, y si no tienes que intentarlo. Si la esencia de un niño es ser creativo tú tienes que intentar ser creativo para darle alas, que es lo que necesita.
• De los proyectos educativos que llevas a cabo ¿destacarías alguno en especial?
No me puedo quedar con ningún proyecto en particular, me quedo con todos. Son todos muy diferentes el uno del otro: he hecho proyectos con niños de etnia gitana que no sabían leer, con niños de un pequeño pueblo cuyas familias no se hablaban, con niños y abuelos para inculcar el respeto por las personas mayores, con niños y animales para desarrollar la empatía… Lo que importa realmente es el factor humano, estés donde estés y hagas el proyecto que hagas. Para mí hacia allí tendría que tender la escuela precisamente.