Sonata telegráfica

Quien venga al Espacio Fundación Telefónica en Madrid y visite nuestra exposición permanente, Historia de las Telecomunicaciones, puede que quede un tanto desconcertado al fijarse en la pieza encargada de inaugurar el recorrido. Vista fuera de contexto, podría interpretarse como un curioso instrumento musical decimonónico, y es que su creador, a la par que físico, era pianista.
David Hughes (1831-1900) cumple con el perfil de varios de los inventores más destacados de la historia de la comunicación a distancia: se introdujo en ese campo por casualidad. Interesado en la física como medio para innovar en el ámbito musical, el británico comenzó a trabajar en un sistema que permitiese, al tocar una pieza en un piano, transcribirla simultáneamente sobre un folio, creando una partitura. Su investigación terminó aplicándose a las telecomunicaciones, transformándose en el primer sistema de impresión telegráfica, patentado en 1855. La primera pieza de nuestra exposición es por tanto un telégrafo de impresión directa, un aparato fascinante tanto técnica como estéticamente.
Resulta muy llamativo el elegante cuerpo de madera y metal del telégrafo de Hughes, pero sin duda lo más curioso es su teclado, compuesto por 14 teclas blancas y 14 teclas negras. Sobre ellas, el alfabeto latino, los números y los signos de puntuación.
Poco tiene que ver su aspecto con el de los sencillos y pequeños emisores del telégrafo de Morse, un sistema anterior al de Hughes y al que éste no logró desbancar. ¿Por qué? Nuestro tecnológico piano, a pesar de no utilizar un código que había que descifrar, requería de operadores altamente preparados, ya que funcionaba por medio de un complejo sistema de relojería manejado a través de pedales. Estos habilidosos operadores recibían el nombre de “huguistas”.
En España, los huguistas se encargaron de las comunicaciones en acontecimientos como el Desembarco de Alhucemas (1925), durante el cual el telégrafo que tenemos en el Espacio se encargó de transmitir noticias entre Tetuán y Madrid. Llegado a nuestro país en 1887, el telégrafo de Hughes siguió utilizándose hasta aproximadamente… 1950. Resulta realmente curioso que un sistema de comunicación de origen decimonónico y de aspecto tan excéntrico no haya caído en desuso hasta mediados del siglo XX.
Os invitamos a que os acerquéis a descubrirlo a nuestra exposición permanente, en la que podréis ver muchos otros sistemas de telecomunicación, quizás no inspirados en instrumentos musicales, pero igual de apasionantes.
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