Las cámaras de ‘Miradas sobre el Danubio’
• Morath y su Leica 35mm, dos clásicos del siglo XX
Inge Morath fue una de las grandes fotógrafas documentales de la segunda mitad de siglo. Miembro de la prestigiosa Agencia Magnum, su trabajo abarcó desde reportajes de viajes hasta retratos de las estrellas de Hollywood y sirvió para abrir camino a otras mujeres en un mundo, el de la fotografía documental, en el que predominaban los hombres.
Por su rapidez de acción y manejabilidad, Morath eligió para trabajar una de las cámaras icónicas del siglo pasado: una Leica.
Leica, la empresa alemana que en 1913 inventó la primera cámara compacta que utilizaba película de 35mm, la misma que se empleaba en el cine, facilitó enormemente el día a día de los fotógrafos, que por fin podían guardar su herramienta de trabajo en un bolsillo. Además, que el negativo se montara en carretes significaba que ya no había que cambiar de placa cada vez que se quería tirar una nueva fotografía.
• En la variedad está el gusto
A diferencia de Inge Morath, que a lo largo de su carrera se mantuvo fiel a su Leica, entre las ocho jóvenes fotógrafas encontramos variedad de formatos.
La mitad de ellas utilizaron cámaras digitales: Ami Vitale, Claudia Guadarrama y Jessica Dimmock se sirvieron de cámaras reflex, y Olivia Arthur de una Pentax de medio formato.
La otra mitad se decantó por lo analógico: Claire Martin y Emily Schiffer utilizaron sus respectivas Hasselblad, y Kathryn Cook y Lurdes Basolí sus Mamiya 7.II. Para Basolí fue una bonita casualidad que, en pleno siglo XXI, cuatro de las participantes en el proyecto decidiesen utilizar cámaras analógicas de medio formato.
Estas máquinas emplean una película de mayor dimensión que los 35mm, siendo los formatos de 120 y 220 los más populares. Sus carretes suelen tener 12 fotogramas y su tamaño puede variar desde los 6x6cm a los 6x12cm, o ser aún mayor.
Frente a las cámaras compactas y las réflex, adecuadas tanto para profesionales como para aficionados a la fotografía, las analógicas de medio formato no son aptas para novatos. Esto se debe a la complejidad que conlleva su uso: un peso mayor y el hecho de tener que enfocar y medir la luz manualmente, pues este tipo de máquinas (al menos, en el caso de las analógicas, que son las que usan tanto Schiffer como Martin) no suelen tener fotómetro incorporado.
Según la propia Emily Schiffer, estas razones unidas al hecho de tener que cargar continuamente con su hija Lola, en ese momento un bebé, fueron las que la llevaron a compaginar el formato medio con la fotografía móvil (mucho más cómoda) por primera vez en su carrera. El visitante podrá distinguir ambas tipologías fácilmente, pues las realizadas con la cámara de medio formato son impresiones analógicas en blanco y negro, y las realizadas con el móvil son impresiones digitales a color.
• Película instantánea y colodión húmedo
Dos últimas técnicas fotográficas hacen pequeños cameos en la sala, al comienzo y al final de la exposición.
Una de ellas es la fotografía con película instantánea, a través de unos retratos con los que se introduce el proyecto y se muestra a las personas que lo hicieron posible. Estas imágenes fueron realizadas durante el propio viaje, y están firmadas por sus respectivas autoras. Si queréis ver qué otras polaroids tomaron en su aventura os recomendamos que le echéis un vistazo a la página de Facebook del proyecto.
Y finalmente una técnica decimonónica es la encargada de despedir la exposición, de nuevo a través de retratos de las protagonistas: el colodión húmedo. Durante el viaje, nuestras ocho mujeres establecieron un diálogo con los fotógrafos locales que se iban encontrando a lo largo del Danubio. El autor de estas obras, Borut Peterlin (@borutpeterlin) coincidió con ellas en Croacia y les hizo un retrato de grupo.
La técnica del colodión húmedo, creada en el año 1851 por Gustave Le Gray, debe su nombre a que la placa de vidrio sobre la que se vierte el colodión, una especie de barniz, debe permanecer húmeda durante la toma y el revelado de las imágenes. A pesar de las dificultades que conllevaba esta técnica, por la fragilidad de las placas y el hecho de que los fotógrafos tuvieran que acarrear con los materiales necesarios para prepararlas, presentaba ventajas como la reducción del tiempo de exposición a unos segundos o la posibilidad de realizar copias de la imagen tomada.
Esperamos que esta entrada os haya sido de utilidad y que, sobre todo, os anime a venir a la exposición, en el Espacio Fundación Telefónica hasta el 2 de octubre de 2016.