Brujería a distancia
La historia de las telecomunicaciones está plagada de anécdotas de lo más novelescas: extraordinarias casualidades, estrepitosos fracasos, fuertes rivalidades… Especialmente interesantes son las anécdotas relacionadas con la reacción de la sociedad ante las innovaciones, impulsadas por individuos muchas veces no vinculados al ámbito de las telecomunicaciones y por tanto capaces de dar interesantes saltos rupturistas.
En el siglo XIX existía la idea generalizada que relacionaba todo adelanto tecnológico con la magia, las brujas o el demonio. El caso del teléfono es el paradigma de la desconfianza que estos avances generaban en el público. Uno de los protagonistas de la historia del teléfono en nuestro país, el noble y empresario Rodrigo Sánchez-Arjona, sufrió el peso de la superstición al recibir el sobrenombre de “El Brujo” por parte de sus vecinos de Fregenal de la Sierra, en Badajoz. ¿La prueba de que dominaba la magia negra? El hecho de que contase en su casa con un aparato que, al parecer, permitía transmitir la voz humana a través de un cable, una clara afrenta a las leyes naturales. Sánchez-Arjona realizó con una pareja de teléfonos Gower-Bell adquirida en París la primera comunicación rural por línea privada del mundo y la primera llamada a larga distancia en España, conectando su domicilio en Fregenal con su finca “Las Mimbres”, situada a ocho kilómetros de distancia. Fue por tanto un pionero que creyó en el teléfono en un momento en el que el uso del telégrafo estaba tan altamente extendido y aceptado que una innovación en las telecomunicaciones parecía tan taumatúrgica como innecesaria.
Hoy en día sonreímos frente a la incredulidad de nuestros antepasados, pero en cierta medida aún podemos identificarnos con ellos. A mediados del pasado mes de agosto, China nos sorprendió con una noticia que dejó boquiabierto a más de uno. Se trató del lanzamiento del primer satélite de comunicación cuántica de la historia, un hito no solamente en la historia de las telecomunicaciones, sino también en el contexto de la carrera espacial. El satélite, que despegó el pasado 16 de agosto desde el Centro de Lanzamiento de Satélites de Jiquan, situado en el desierto del Gobi, tiene como principal objetivo investigar cómo pasar de la transmisión actual de datos mediante electrones a la transmisión a través de fotones. Este cambio permitiría que los mensajes se convirtiesen en indescifrables, a través de un método completamente pionero de encriptación que provocaría que su contenido cambiase y acabase desapareciendo en caso de interceptación. Además de la posibilidad de encriptación, la nueva tecnología aportaría una velocidad de transmisión muy superior a la actual. El programa al que pertenece el lanzamiento tiene como nombre las siglas QUESS (Experimentos Cuánticos a Escala Espacial) y, de tener éxito, China prevé haber construido una red de comunicación cuántica a escala mundial para el año 2030. ¿Os suena a brujería tal vez?