04.07.2019

Una conversación sobre bulos con Clara Jiménez Cruz

Clara Jiménez Cruz es una alegoría de su propio nombre. La periodista y cofundadora de Maldita.es (entre muchas otras cosas) vino a nuestro auditorio en el marco del evento ‘Fake News’ para contarnos que las mentiras no tienen las patas tan cortas como parece, que el antídoto a la desinformación es la educación y que todos somos un poco responsables del ‘boom’ de los bulos. Hablamos con ella. O mejor dicho, la escuchamos. 

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Si analizamos la idea de noticia falsa o ‘fake news’ nos damos cuenta de que está conformada por dos palabras prácticamente antónimas, contradictorias. ¿Crees que es correcto utilizar ese nombre para referirnos a los bulos?

Clara Jiménez Cruz: No, pero lo importante no es que yo no lo crea: todos los académicos y expertos en este campo dicen que no se debe utilizar el término ‘fake news’ o noticia falsa por tres razones básicas:

La primera porque el término ‘fake news’ se ha vaciado de significado. Por ejemplo, cuando Donald Trump dice que la CNN son ‘fake news’ no se está refiriendo a lo mismo a lo que yo me refiero cuando digo que algo es un bulo. Al final se ha convertido en un arma arrojadiza que los políticos utilizan para atacar la prensa que no les gusta, y por lo tanto tenemos que retirarlo de nuestro vocabulario.

La segunda razón es porque, cuando nos referimos a una noticia falsa pensamos en algo que tiene forma, que tiene un titular, una imagen… A algo que parece una noticia. La realidad es que la desinformación es muchísimo más amplia. Tiene que ver con vídeos, con memes, con tuits falsos, con cadenas de WhatsApp, etcétera. A todo eso es a lo que nos estamos refiriendo cuando hablamos de bulos y desinformación y es más correcto llamarlo de esa manera porque realmente apelamos a todos esos formatos.

La tercera razón es más de Maldita.es, pero si somos veraces con lo que decimos, las noticias falsas nunca han pretendido ser noticia y no debemos darle ese calificativo, ni siquiera para decir que son falsas. La guerra contra la mentira también está en las palabras. No llamemos noticias a algo que nunca ha querido ser noticia y no llamemos medio de comunicación a una página web que se dedica a desinformar.

Marc Amorós, autor del libro ‘FAKE NEWS. La verdad de las noticias falsas’, definió en una conferencia a los bulos como, “una información deliberadamente engañosa que se difunde con intención y apariencia de noticia real para que nos la creamos”. Sabemos lo que es un bulo, pero  ¿Qué busca? ¿Cuál es el objetivo de un bulo?

Clara Jiménez Cruz: En realidad, la desinformación tiene más que ver con las tres razones por las que se crean, que con un objetivo. Las tres razones que nosotros encontramos son:

Por pura maldad. Siempre ha habido gente que lanza una mentira al aire a ver hasta dónde es capaz de llevarla. Un ejemplo de esto sería, cuando se produce un incendio o una situación de crisis y alguien lanza un meme que dice: “No bebáis agua, está contaminada, no es potable”. En realidad no le hace bien a nadie. Es simplemente una mentira.

La segunda razón tiene que ver con un objetivo económico. Existen muchas páginas que publican desinformación, y que quizás no tengan un objetivo político que intente influir en cómo pensamos sobre el mundo, pero que son muy vistosas, llaman mucho la atención y hacen que la gente entre, haga click, vea la publicidad que hay en esa información y por ello, esa persona cobre.

Y la tercera es la que sí tiene motivos ideológicos. Tienden a ser desinformaciones que manipulan y trastocan nuestra percepción de la realidad, creando una paralela y distorsionada, que genera un determinado estado de opinión y favorece unas ideas determinadas.

 

¿Quiénes son los responsables de que los bulos hayan crecido de una forma tan masiva? ¿Crees que el periodismo y los medios pueden tener algo que ver en todo esto?

Clara Jiménez Cruz: Yo creo que todos somos corresponsables de que hayan crecido, pero también lo somos de que desaparezcan. Desde mi punto de vista, la razón de este boom que estamos viviendo ahora se debe a que, en realidad, la desinformación siempre ha existido. También está relacionado con una crisis de los medios tradicionales; muy diezmados después de la crisis económica; con redacciones pequeñas y poco tiempo para dedicarle a la información.

Tiene que ver con una crisis del modelo de negocio de los medios, que vive a base de clicks (lo que significa que tienen que generar muchas páginas vistas, ser el primero en salir para ser el primero en indexar…). Esto hace que se contraste menos la información y al final es la pescadilla que se muerde la cola. Pero sobre todo tiene que ver con un cambio en los modelos de consumo. Ahora consumimos cada vez más noticias a través de redes sociales o de buscadores. Además, lo hacemos de forma totalmente descontextualizada porque no pasamos por la portada del medio y no sabemos cuánta relevancia tiene esa noticia. Esa falta de contexto y ese consumo a través de plataformas como Facebook, Twitter o WhatsApp. Ese nuevo modelo de consumo de información es lo que genera que la gente se ‘trague’ más información, y, por lo tanto, la vuelva más viral.

Las plataformas tienen una responsabilidad. Una de las cosas que se han probado en diversos estudios es que los algoritmos viralizan más la mentira que la verdad, pero eso también tiene que ver con los seres humanos. Si los seres humanos lo creemos y lo compartimos más, el algoritmo, inevitablemente, lo va a exhibir más. Por eso digo que hay una corresponsabilidad de todos y que la única solución que yo veo, es que los ciudadanos reaprendamos a consumir en un entorno nuevo.

Otro estudio del Instituto de Tecnología de Massachussets afirma que la información falsa se retuitea un 70% más que la veraz ¿Por qué crees que tendemos a hacer más viral un bulo, que un hecho demostrado y comprobado?

Clara Jiménez Cruz: Porque una de las cosas que hace la desinformación, y además lo hace muy bien, es apelar a nuestros sentimientos más básicos. Tocarnos ‘la patata’. Incitarnos a compartir. Obviamente es mucho más sexy compartir un titular sorprendente, que un estudio sesudo de 800 palabras.

Creo que el periodismo también tiene que plantearse un nuevo enfoque en este sentido. Y no me refiero a que tenga que apelar a los sentimientos de la audiencia, porque el periodismo es periodismo y no tiene que apelar a los sentimientos de nadie. Pero sí que creo que, en general, los periodistas tenemos que ‘darle una pensada’ a la manera en la que planteamos nuestros productos. Por ejemplo, en ‘Maldita.es’ hacemos muchos vídeos y muchas cartelas simples y directos porque somos conscientes de que si pretendemos que la gente se lea un artículo de 2.000 palabras para saber que algo es mentira, no se lo va a leer nunca.

La consultora Gartner vaticinó que, en 2022, la mitad de las noticias serán mentira. ¿Cómo se puede afrontar esta situación para no caer en la desinformación?

Clara Jiménez Cruz:  A base de educación, educación y educación. Yo creo que la desinformación nunca va a dejar de existir. Ya existía antes de las redes sociales y seguirá existiendo cuando las redes sociales sean algo diferente a lo que conocemos ahora. La educación siempre va a ser un pilar básico.

Tener un espíritu crítico, saber discernir entre lo que más o menos proviene de una fuente fiable y lo que no, saber consumir en redes sociales, saber dónde buscar información verificada, saber cómo se utilizan nuestros datos en las plataformas a la hora de ofrecernos que consumamos un determinado tipo de informaciones y no otras… Todo eso nos protege contra la desinformación y es lo único que lo va a hacer en un largo plazo, porque la tecnología va tan rápido que nos va a costar mucho encontrar la manera de seguirle el ritmo a los nuevos métodos que se utilicen para desinformar.


«Los bulos se pueden combatir de manera relativamente fácil contraatacando con la verificación, pero las creencias son mucho más difíciles de desterrar.»


¿Cuáles son las claves para identificar que un bulo es un bulo?

Clara Jiménez Cruz:  Depende mucho del bulo, pero nosotros siempre damos una serie de consejos. El primero es que, si no tienes algo claro, no lo compartas No ayudes a viralizar la mentira, por si acaso.

El segundo: no te quedes nunca en el titular, lee siempre más allá. A veces los titulares son muy vistosos, pero luego, cuando te lees el texto de la noticia, la información en realidad no es lo que decía el titular. Los titulares muchas veces desinforman porque es una manera de conseguir esos clicks de los que hablábamos.

El tercero son esos memes de políticos y de gente famosa que no tienen ni fuente, ni fecha. No les demos credibilidad y si queremos creérnoslos, primero hagamos una búsqueda en Google, a ver si sale algo más. Habitualmente lo que nosotros vemos es que no sale ninguna respuesta y que eso tiene pinta de ser mentira. Además, también hay un montón de alertas falsas que tienen que ver con salud y con consumo y esas habitualmente las denuncia la policía o la guardia civil. Seguirles en Twitter siempre ayuda en estos casos. Por otro lado, hay cosas que son muy complicadas de descifrar. Y para eso existimos los verificadores profesionales, para poder hacer esa labor para los ciudadanos.

 

Por Marina López