Exposición Terror en el laboratorio: De Frankenstein al doctor Moreau
12.07.2016

Mary Shelley: penumbra de un amor eterno

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Amo a Mary Shelley desde que empecé a conocerla bien, allá por la primavera de 2010, ciento cincuenta y nueve años después de su muerte.

Hasta entonces mis referencias sobre la creadora de Frankenstein eran las mismas, detalle arriba o abajo, que cualquier lector medianamente formado podía tener: escritora romántica, trágica vida privada, esposa de Percy… Pero fue tras la fundación de la plataforma Hijos de Mary Shelley cuando comencé a indagar en la verdadera dimensión de esta mujer que con apenas veinte años cambió para siempre la historia de la Literatura.

Rothwell-Mary-ShelleyMary parece nacida para la leyenda o tal vez la maldición: hija de William Godwin y Mary Wollstonecraft —que murió tras el parto, de forma que Mary no pudo conocer a su también fascinante madre— y esposa de uno de los mayores poetas ingleses, Percy Shelley, en compañía del cual accedió al círculo de Lord Byron, Mary enviudó muy joven y a lo largo de su existencia vio morir a tres de sus cuatro hijos. Tal vez todo ello habría permanecido en el ámbito de su intimidad de no haberla alumbrado la pesadilla que en una de las noches de Villa Diodati le hizo concebir a la criatura de su novela. Frankenstein es una obra inabarcable que en cada lectura abre nuevas puertas, una de esas cinco o seis novelas, tal vez menos, que transforman inevitablemente a todo lector que se acerca a ellas.

La aproximación a Mary genera continuamente preguntas nuevas, como si el conocimiento, en vez de fijar o ampliar las zonas de luz, expandiera la oscuridad. Tal vez es esa la verdadera grandeza de un personaje histórico que antes fue ser humano: permanecer en esa irremediable penumbra obliga al observador a seguir mirando. ¿Puede decirse que esto es, también, una definición del amor?   

Por Fernando Marías

Fernando Marías (Bilbao, 13 de junio de 1958) es un escritor español y fundador del colectivo artístico Hijos de Mary Shelley.