Con motivo de la presentación de la asociación TerritorioGoya en nuestro auditorio, hablamos con el periodista y escritor Sergio del Molino, autor de ‘La España vacía’, una obra que viaja a través del mundo rural español y que muestra el olvido socioeconómico que, poco a poco, ha ido haciendo mella en numerosas localidades del interior de nuestro país.
TerroritorioGoya marca como objetivo avanzar en el desarrollo cultural y socieconómico de la comarca y del conjunto de Aragón. Con motivo de la presentación de la asociación en nuestro auditorio este miércoles, 3 de marzo, hablamos con el periodista y escritor Sergio del Molino (Madrid, 1979), autor de ‘La España vacía’, para analizar la dejadez socioeconómica que afecta a múltiples territorios del interior de nuestro país.
Según el Instituto Nacional de Estadística, el reparto demográfico de 2018 refleja dos españas: una que crece desde hace diez años -la más próxima a las costas- y otra en decadencia -la más interior-. ¿Por qué esta desigualdad? ¿cuál es el origen?
Sergio del Molino– Las causas son antiquísimas, pero habría que señalar dos hitos: la Mesta medieval y la industrialización tardía y circunscrita a regiones concretas. Durante la Edad Media, Castilla se convirtió en una potencia ganadera, en detrimento de los agricultores. Esto condicionó el poblamiento del interior del país, sometido a las cañadas y a las necesidades de la trashumancia, en vez de generar focos de población en torno a grandes zonas de cultivo. La industrialización provocó varios éxodos rurales en los siglos XIX y XX que alteraron por completo el mapa. El último y más importante, cuyos efectos aún vivimos, es el de 1959.
¿Qué perdemos con la despoblación en amplias zonas del territorio español?
Sergio del Molino– Hemos perdido toda una cultura ancestral, una forma de ser y de estar en el mundo, y la conexión con la continuidad histórica. Perdemos la capacidad de reinventar un relato nacional. Eso, en términos simbólicos. En términos políticos, dejamos sin derechos o con los derechos menguados a una parte importante de los españoles, que se descuelgan del progreso del país.
TerritorioGoya propone avanzar en el desarrollo cultural de la comarca Campo de Belchite y del conjunto de Aragón, mediante actuación en el ámbito del arte, ciencia, tecnología… ¿Cuáles serían las medidas más eficaces para usted?
Sergio del Molino– Sería soberbio y deshonesto por mi parte proponer la menor solución. Si las tuviera, las llevaría a la ONU. Creo, sin embargo, que lo que se ha hecho no sirve. Que la centralidad del turismo en los planes de desarrollo rural ha sido nefasta y que la inversión en infraestructuras costosas se ha revelado estéril. No hay soluciones ni recetas mágicas que se puedan aplicar universalmente. La experiencia de países que nos llevan mucha ventaja en políticas de incentivos rurales es que los planes tienen que ser locales y adscritos a cada comunidad. En ese sentido, que Belchite explote su historia y su patrimonio simbólico para generar una industria cultural es coherente, pero no se puede exportar a otras comarcas.
¿Qué otros territorios de la geografía española cree que requieren de una intervención similar?
Sergio del Molino– Todas las comarcas de interior que no tengan una actividad agroindustrial y presenten una densidad de población alarmantemente baja (en torno a 10 habitantes por kilómetro cuadrado).
«La sensibilidad por el abandono del campo ha sido muy tardía.»
En su libro ‘La España vacía’ apunta que la dejadez de las zonas rurales se remonta a la segunda mitad del siglo XX. Desde entonces, ¿cree que las instituciones han mirado para otro lado?
Sergio del Molino– Creo que la preocupación de los gobiernos ha estado siempre puesta en la modernización e industrialización del país, lo que a menudo les ha llevado a promover políticas que han acelerado el declive rural. Era un efecto indeseado pero aceptable. La sensibilidad por el abandono del campo ha sido muy tardía. Prácticamente hasta ayer mismo, los partidos políticos españoles ni se habían dado por enterados y circunscribían la queja de los habitantes de la España vacía a un asunto marginal o folclórico.
Algunas formaciones políticas plantean aliviar esa ‘España vacía’ con bajadas de impuestos en las poblaciones rurales con menos de 5.000 habitantes. Justo este viernes el ejecutivo aprueba 70 medidas en las que se han implicado todos los ministerios para combatir la dispersión y envejecimiento que asola a gran parte de España. ¿Considera que es una promesa electoral o que se están buscando soluciones reales?
Sergio del Molino– Por primera vez en la historia de la democracia, estos asuntos están en la agenda parlamentaria. Creo que se van a aplicar medidas. No todas, pero la próxima legislatura vamos a ver algunas leyes que favorecerán a la España vacía o, al menos, tratarán de mitigar su declive. En un parlamento tan fragmentado, es uno de los pocos asuntos con los que es fácil armar consensos, porque no hay partidos en contra.
Este domingo, solo dos días después de la aprobación del plan del gobierno, se ha convocado una manifestación en Madrid que reivindica unos servicios públicos de calidad y la garantía de empleos dignos en estas zonas despobladas. ¿Orgullo rural? ¿Cree que este tema será realmente clave en estas próximas elecciones?
Sergio del Molino– Una campaña es imprevisible incluso para quienes las montan. A priori, hay una competición por lograr los cien escaños de la España vacía, pero no creo que este asunto aguante mucho tiempo en primera línea, precisamente porque no es polémico y no permite que unos se tiren los trastos a la cabeza de los otros. En una campaña se necesita discusión y poner de relevancia lo que distingue a unos y a otros, no lo que les acerca.
¿Se atreve con un pronóstico de futuro para esta España olvidada?
Sergio del Molino– Es el mismo que para el resto de Europa: caminamos hacia una sociedad envejecida y en declive demográfico. La España vacía es sólo la punta de lanza de lo que va a ocurrir en todo el mundo occidental a no ser que cambiemos radicalmente nuestra forma de vida.
Por Javier Gago