“La programación sirve para cualquier materia y debe ser transversal”. Esta fue la primera consigna con la que María Acaso abrió la jornada. Esta frase quedó demostrada en las siguientes charlas y la solución a este problema también quedó reflejada en la frase del cierre: “La clave para todo esto es la formación de formadores. Por eso estamos aquí”.
Aun así, la programación es un asunto complejo. No sólo es difícil de aprender, sino que su funcionamiento es difícil de comprender. Se trata de lenguajes con muy pocos términos y sin dobles significados. Lenguajes en lo que no existe la ambigüedad. Clara Megías arrancó la charla con un detonante que pretendía explicar de forma sencilla qué significa programar.
Conversación 5.1. Enseñar a programar ya no es una opción
Cristian Ruiz (coordinador TIC del Colegio Juan de Lanuza), nos ha explicado cómo ha introducido la programación y robótica de forma curricular desde Infantil a Bachillerato, con el objetivo fundamental de trabajar las habilidades del pensamiento. En concreto, el proyecto que presentará en la EED se centra en la enseñanza de programación mediante herramientas como BeeBot, Scratch o Arduino en el ámbito de la robótica educativa. De esta forma, los estudiantes desarrollan proyectos sobre cualquier tema, potenciando la generación de conocimiento crítico, la remezcla creativa y el pensamiento divergente.
Ruiz arrancó su charla retando a los asistentes a crear un programa imaginario para hacer un huevo frito. Con este ejemplo en mente, apuntó que programar es mucho más que escribir código: es pensamiento lógico y algorítmico, es generar patrones, es tener capacidad de abstracción. “Cuando aprendes a programar, pasas de ser controlado a controlar; programar no es solo técnica, también es creatividad”, dijo el docente.
Tras la exposición de Cristian Ruiz, subió al escenario Pilar, una alumna de 2º de la ESO del colegio Juan de Lanuza. Pilar presentó varios proyectos realizados en los talleres extraescolares de robótica y programación con Arduino que se imparten en el centro zaragozano. Desde pequeños coches programados para caminar siguiendo líneas negras sobre fondo blanco, hasta un parking en miniatura que reconoce el número de plazas libres restantes o un robot que camina por sí mismo. Los ponentes celebraron la presencia de Pilar, ya que uno de los temas recurrentes durante la jornada fue el difícil acceso de las mujeres al mundo de la programación y al sector tecnológico en general.