Pep Gatell: “Tienes que tener un poco de cuidado con la tecnología, saber en qué momento puedes utilizarla”
Pep Gatell es el cofundador y director artístico de La Fura dels Baus, un colectivo que ha transformado la escena artística con más de 250 espectáculos en los que ha integrado tecnología avanzada, como imágenes 3D y aplicaciones móviles. Entre sus proyectos más destacados se encuentran M.U.R.S. (2014), la codirección de la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos para Jóvenes en Nanjing y el macroespectáculo En Un Lugar de Guanajuato para el Festival Internacional Cervantino de 2022.
Gatell participa en la exposición ‘Miradas que comunican’, disponible en la cuarta planta de Espacio Fundación Telefónica hasta el 15 de enero, con su instalación artística Comunic4ndo 2024, una obra de gran carácter escenográfico que invita a los visitantes a reflexionar sobre la historia de las telecomunicaciones.
En esta entrevista, Pep Gatell nos habla sobre su trabajo, su relación con la tecnología y el proceso de creación de su obra para ‘Miradas que comunican’.
¿En qué momento incorporáis la tecnología a vuestro trabajo y qué papel ha jugado en vuestras obras?
La primera tecnología que utilizó La Fura fueron unas televisiones de tubo con las que enviamos una señal por Rf. Eso fue en el año 1983/1984, creo.
A partir de ahí, hemos estado trabajando con tecnólogos y científicos para poder sobrevivir durante estos 45 años, hasta hoy. El trabajo con la tecnología ha sido constante e, incluso, en el último espectáculo que hicimos, creamos una aplicación para móviles cuando éstos aún eran solo para llamar por teléfono y tuvimos un fracaso total porque la gente se ponía super mal viendo que algunas personas les funcionaba y a otras no y eso creó mucho estrés. Pero, al mes nos fuimos a Hong Kong y ahí la gente ya iba con dos teléfonos y una tablet y funcionó super bien. Y dijimos “ah, nos hemos adelantado”.
A veces, hay que utilizar la tecnología cuando ya ha sido domesticada por el gran público, si te pasas, si te adelantas unos años, te enfrentas al rechazo porque esta gente no está acostumbrada.
También hicimos un espectáculo con videoconferencias cuando no existía nadie que pudiera hacerlas, solo Telefónica, que nos produjo unas líneas RDSI para llegar a un monte en los Alpes y poder emitir desde ahí. La gente tampoco lo entendía, teníamos que poner el periódico del día para que la gente entendiera que estábamos en el otro lado, que eso no era un vídeo, que era en directo.
Tienes que tener un poco de cuidado con la tecnología, saber en qué momento puedes utilizarla, no puede adelantarte, y, sobre todo, tampoco puedes retrasarte porque, entonces, la tecnología que estás utilizando se caduca.
En definitiva, hay que ir con cuidado, pero sí que hemos trabajado durante años utilizando diferentes tecnologías, ¿no?
¿Qué piezas del patrimonio habéis elegido para elaborar esta obra y por qué?
Hemos elegido las traviesas y los postes telefónicos porque creemos que forman parte de una memoria popular bastante amplia y funcionan como una entrada a la exposición. Creo que es como entrar en un periodo en el que Telefónica se convirtió en lo que es ahora mismo.
El despliegue de estos postes por todo el territorio nacional hace que todo empecemos a estos comunicados, ¿no? Pero creo que es algo que hemos olvidado, que estas líneas telefónicas llevaban palabras de un lado a otro. Aunque hayan cambiado, gracias a ellas hemos estado comunicado.
Ha pasado lo mismo que con las vías de comunicación terrestres. Con las autopistas, las carreteras que utilizábamos antes han quedado olvidadas. Pero para muchos españoles de cierta edad son un concepto que nos parecía muy apropiado recuperar para entrar en las entrañas del 100 aniversario de la compañía que homenajeamos con ‘Miradas que comunican’.
Utilizadas de otra manera, pero teniendo en cuenta su poder para despertar nuestra memoria.
Después de esta pieza hay otra que es una radio que se utilizó desde finales del siglo pasado y hasta mediados de este en los barcos para comunicarse con la tierra. Antes de que existieran los aviones, los barcos eran el principal medio de transporte y la radiotelegrafía era la única forma de estar comunicado con el exterior.
Me gustaba mucho que la pieza tuviera brazos para emitir y recibir las señales. Hemos puesto unos vasos como con los que jugábamos de pequeños para pasarnos mensajes conectándolos a través de un hilo. La gente puede recordar este juego, poner la oreja y encontrar una frecuencia de esta radio.
Por último, escogimos un Rotary, uno de los primeros conmutadores de llamadas automáticos. Hacían lo mismo que las operadoras para conectar tu teléfono con el de la persona con la que querías conectar. Este primer automatismo no tiene nada de electricidad o electrónica, solamente un eje que gira y busca la llamada entrante para conectarla con la saliente. Es toda una pieza de orfebrería y quería que la gente la viera como una joya, porque realmente tuvo mucho trabajo para crear todas sus soldaduras hechas a mano.
¿Qué destacarías del patrimonio histórico tecnológico de Telefónica y de tu visita a sus a almacenes?
Yo destacaría que han guardado todo o, al menos, muchísimas de las piezas. Eso no es baladí. Es muy difícil que las empresas que tiene 100 años guarden todo ese patrimonio.
Me gusta mucho que todo esté ordenado y bien catalogado, pero no cronológicamente. Las piezas conviven como historias de tiempos muy distintos en el mismo espacio y visitar el almacén es como viajar en el tiempo.
Eso es lo interesante, ¿no? Que conmutadores digitales convivan con el rotar o con una consola de comunicación. Me parecía divertido estar viendo una cosa de madera con un servidor con cuatro monitores.
Lástima que el público no pueda entrar ahí, porque es un viaje increíble.
¿Qué crees que pueden aportar el MEDIA art y las tecnologías creativas a la innovación y el desarrollo tecnológico?
El arte puede ser una herramienta. La ciencia y la tecnología han crecido mucho en los últimos siglos porque se apoyaban entre sí y el arte ha quedado un poco relegado. Por eso, creo que el arte debe ir a los centros de investigación más avanzados y convivir con esos científicos que viven a 10 años vista. Así, cuando estas tecnologías lleguen al público, el arte puede ayudarle a relacionarse con ellas desde el pensamiento crítico.
¿Qué recuerdo especial tienes asociado al teléfono?
En mi casa no pusieron el teléfono hasta después de haberme casado, que volví a casa de mis padres. Antes, todos mis amigos tenían teléfono y me pedían el mío y yo no tenía. Era como si hoy en día no tuviera móvil.
Recuerdo que tenía que bajar a casa del vecino de abajo para llamar a mis colegas.
Es un recuerdo que no es que sea negativo, pero yo lo sufrí mucho. Decía «soy un paria, no tengo teléfono en casa».