01.04.2020

Espacio Madresfera en casa. El teletrabajo en familia durante el confinamiento: el “telesuplicio”

Hace unos meses nos desternillábamos de la surrealista situación de un hombre al que, en el momento más crítico de una videoconferencia, aparecía la familia entera tras él entre bailes y carreras. Hoy en día nos representa a todos y vemos a ese pobre hombre como un enviado del futuro que quería prevenirnos de lo que se nos venía encima. En el Espacio Madresfera en Casa de hoy, Mónica de la Fuente nos propone una serie de consejos para evitar en lo posible este tipo de interrupciones.

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Hola a todos, familia madresférica. Seguimos en casa ¿verdad? Seguimos, seguimos.

Sabemos que estos días están siendo un reto y que se están dando situaciones de todo tipo: padres que siguen trabajando fuera de casa o a los que esta pandemia han pillado lejos y no pueden volver. O que vuelven pero no deben tener contacto con los suyos. También sabemos que hay millones de familias que se encuentran, de repente y sin haberse mentalizado lo suficiente, trabajando juntos entre cocina y salón y conviviendo, como se puede, las 24 horas. Y aquí aparece un término que se ha puesto muy de moda, y al que queremos dedicar nuestro post de esta semana: el teletrabajo (o lo que en realidad es, un “telesuplicio” o un #teletrabajocalipsis como diría Patricia Tablado).

En realidad, y esto puede sorprender a mucha gente, lo de teletrabajar ya llevaba tiempo inventado. Bastante. Muchas llevamos trabajando en casa desde hace muchos años, y cuando decíamos que sacábamos la empresa desde la cocina, y encima en algo de Internet (¡y de madres!), nos miraban raro. Como de lejos. Como sospechosamente. Como pensando… ¿de verdad harán algo en casa? ¿Acaso se levanta un país sin ir a la oficina de 9 a 18? Ah, sorpresa, se puede, se puede. Y desde Madresfera hemos podido ver cómo esta solución ha permitido, sobre todo a muchas madres, desarrollar sus proyectos personales y profesionales de una manera más adaptada a sus necesidades en ese momento. Pero claro, esto no quiere decir que sea la solución ideal, siempre y en todo momento. Ni fácil. Tampoco es fácil.

Y puede que penséis, ah, pero entonces para todas estas personas lo mismo esto es pan comido, y el shock está siendo solo para los recién llegados que no saben dónde colocar el ordenador en el salón. Mmmm, la verdad es que no. Lo mismo la ropa de trabajo ya nos la conocíamos y sabemos que para reunirte vía Skype con vestirte por arriba es suficiente. Pero todo lo demás lo estamos sufriendo igual.

Porque, en esta tele-supervivencia que estamos viviendo ahora mismo, además de todo lo que se ha caído a nivel laboral y económico, se ha introducido un elemento con el que normalmente no se cuenta en la ecuación trabajo+casa: uno o varios niños, elevados a su enésima potencia. El caos.

Niños siempre. De todas las edades, intensidades y necesidades. Ahí, a tu lado, siempre: mientras luchamos con el wifi o con la contraseña (que no entra, que no, que no entra…); o con ese correo de la ofi que no sabemos configurar en el PC de casa; o cuando te llama el jefe por sexta vez para que le ayudes tú con la contraseña de su correo… Ellos están ahí siempre. Los niños. Cuando se les cae el desayuno al suelo en medio de una gestión que no podemos dejar. O se les acaba el papel y te lo gritan desde el baño en plena videollamada. Cuando lloran porque necesitan estar contigo, porque les hace falta y ya está. Porque ellos no entienden de prioridades ni de plazos. Ni mucho menos de incertidumbres. Ni de “no tengo ni idea de qué va a ser de nosotros”… No, bastante tienen los niños con lo suyo como para lidiar con lo nuestro.

Y esto, ¿cómo mejora? ¿acaso es posible que exista una solución?, me diréis. ¿Recordáis las normas de la casa confinada de la semana pasada? ¿El punto 1? Ese. Paciencia. Sobre todo. Y claro, cómo no. También un poquito, una “mijita”, de organización. Que aquí, en Madresfera, somos muy de abrazar el caos, pero esta pandemia está poniendo a prueba nuestro amor por el peligro. No queda otra que apelar al espíritu de Marie Kondo. Y de la gente que ordena cosas, a los que ahora mismo puedo poner un altar.

Vamos a poner no sé si orden pero sí un poquito de luz con nuestro top de recursos para no morir en este tele-infierno:

  • Ordenemos los espacios para que todos tengamos un rinconcito propio. Lo de la habitación propia de Virginia Wolf sería lo suyo, pero salvo que te den los metros cuadrados, hay que tirar sí o sí de compartimentación. Y eso pasa por la organización y el orden (tirar tabiques ahora no es opción, avisamos). Si necesitas ayuda o inspiración también para esto, en el blog de ‘Orden y limpieza en casa’ te pondrás al día en doblados verticales de esos. Hasta después de la pandemia te serán útiles, ya verás. Compartir espacio y encima trabajando es todo un reto para la salud mental. Y os lo digo yo que están jugando al pingpong ahora mismo en la mesa del salón…
  • Mantener un horario dentro de lo posible. Podemos intentar juntar los horarios de todos para hacerlo más fácil, y si los niños son muy pequeños, no hay otra que aprovechar siestas, minisiestas y momentos ‘Pocoyó’. Esto seguro que ya lo has descubierto por tu cuenta, pero en estos días lo que está funcionando es el HAGO LO QUE PUEDO (perdón por las mayúsculas, pero era imperativo utilizarlas). Y esta máxima aplica también a trabajar con niños pegados a tu chepa, o sobre ella. Que ellos también tengan sus tareas y horarios ayudará mucho. Y oye, lo mismo hasta podéis hacer coincidir el recreo con el cafelito de media mañana…
  • Cero culpabilidades en cuanto a tiempo de pantallas estos días, impera la supervivencia. Sentido común, por supuesto, pero aprovechemos los estupendos catálogos de contenidos infantiles que nos están ofreciendo, por ejemplo, los amigos de Movistar. Y ya habrá tiempo de compensar con aire libre, juegos y mucho movimiento cuando podamos.
  • Precaución, amigo teletrabajador, con dónde dejas el portátil, la agenda con esos números tan importantes o el móvil del trabajo con acceso a cámara y a Internet, si no quieres declarar el estado de emergencia, o de guerra, en tu propio salón. La seguridad lo primero, y también en tiempos de pandemia.

Y lo más importante: dosis ingentes de paciencia, junto al café (o el té, no discriminamos) y las justas de noticias de actualidad.

Porque evidentemente, ni para los niños ni para nosotros, estar encerrados (y trabajando) puede ser una buena idea. No lo es. Pero es lo que hay para muchos, así que habrá que hacer LO QUE SE PUEDA.

Un aplauso para todos por quedaros en casa (si podéis) y nos leemos de nuevo muy pronto.

Descubre todos los consejos madresféricos para el confinamiento, aquí.