¿Qué hay detrás de “la gran ola” de Madrid? ¿Cómo ha conseguido el colectivo teamLab y el equipo de arte de Espacio Fundación Telefónica crear esta instalación? Hablamos con Kazumasa Nonaka, miembro de este artístico colectivo japonés, para conocer todos los detalles.
*Foto: teamLab.’Black Waves. Lost, Immersed and Reborn’. 2019.
Desde el pasado 16 de marzo, la obra ‘Black Waves’, la más grande e inmersiva de las tres instalaciones que conforman la muestra ‘teamLab’, no ha dejado de impresionar a nuestros visitantes. Por eso, de la mano de Kazumasa Nonaka, miembro del prestigioso colectivo artístico teamLab, nos «colamos» en la parte de atrás y descubrimos sus principales componentes:
TECNOLÓGICOS
1. Simulación digital
Esta ola está creada gracias a la simulación digital. “En la animación clásica, el animador dibujaba líneas y decidía cómo moverlas. Sin embargo, en ‘Black Waves’, lo que hicimos fue simular el movimiento de las partículas de agua que caen en un espacio 3D para que miles, en realidad millones de estas pequeñas partículas, se muevan debido a la gravedad y a las distintas fuerzas que crean las olas”, explica Nonaka.
Una vez simulado el movimiento, el equipo de teamLab conecta el movimiento de las partículas de agua simuladas a través de líneas y crea el vídeo. “Así, una partícula se mueve de un lado al otro, y de este a otro, y a otro, y a otro más en distintos intervalos y, a continuación, crea una línea y otras partículas diferentes crean otra línea, y otra, y otra, y otra… Todo eso es lo que tenemos en el vídeo final”, continúa Nonaka. Después de todo este proceso, el equipo lo edita de nuevo para darle el acabado final.
2. Fuerzas que se atraen
‘Black Waves’ también está conformado por un conjunto de “fuerzas”. Por ejemplo, para la simulación de la inundación, el colectivo tuvo que agregar fuerzas diferentes para hacer que el agua se moviera. “Por eso usamos diferentes parámetros para controlar las fuerzas. Suponemos que esto es lo que sucede en la naturaleza, como la gravedad que atrae el agua, la empuja o algo parecido”, puntualiza el miembro de teamLab.
3.- Sincronización
Esta instalación cuenta con muchos proyectores y sincronizarlos ha sido la parte más complicada de realizar. Esta exposición utiliza además muchos espejos; así que diseñar dónde colocarlos y dónde no también ha supuesto todo un reto. De hecho, Nonaka reconoce que en su trabajo siempre tienen que enfrentarse a la realidad, al espacio real y a la tecnología. Cuando todo esto se junta es un desafío.
HUMANOS
1. Experiencia colaborativa
En todas las obras de teamLab cada persona que interactúa con la instalación influye o cambia la obra y gracias a esa experiencia es más personal. En este caso: no es lo mismo disfrutar de la obra solo, con amigos, con la sala vacía o con gente que esté interactuando con esta gran ola. “Observar una pintura es unidireccional, ¿verdad? Solo observas el cuadro. Sin embargo, en nuestras obras de arte, haces algo y la obra cambia. También si lo hace alguien que está justo a tu lado. Influye todo lo que está sucediendo alrededor de la obra. Por todo ello las creaciones de teamLab se convierten en obras de arte colectivo o colaborativo.
¿Y todo ello para qué?
Muestras como teamLab demuestran que gracias a la tecnología digital podemos hacer que determinados procesos, que de manera natural durarían mucho, ocurran en cinco o diez minutos. Así podemos ver el cambio y entenderlo verdaderamente.
«Lo que hemos estado intentando hacer es algo así como difuminar los límites entre la obra de arte y uno mismo. Porque esto es algo que el arte tradicional no puede hacer», matiza Kazumasa Nonaka.
Por Ylenia Álvarez.