Hace 50 años la ciudad de París se convirtió en escenario de una rebelión liderada por estudiantes universitarios que comenzaron por exigir su libertad sexual y que junto a trabajadores y sindicatos, terminaron convocando más tarde la mayor huelga que Francia haya conocido.
Los acontecimientos estallaron definitivamente en el mes de mayo de 1968, y las réplicas de estas revueltas se hicieron notar también en otros países como Alemania, Italia, Checoslovaquia, Estados Unidos o México. Y en España.
¿Dónde le pilló a usted mayo, junio de 1968?
Paca Sauquillo– Me cogió en Madrid. Estaba ejerciendo de abogada, recién terminada la carrera de derecho y me encargaba de asuntos laborales. Había montado uno de los primeros despachos laboralistas de Madrid, el Despacho Lista, defendiendo a CCOO, y llevaba muchos casos de estudiantes y trabajadores ante el TOP (el Tribunal de Orden Público, creado en diciembre de 1963 y suprimido en enero de 1977). Fue un año difícil.
En aquellos momentos había montado la primera Asociación de Vecinos de Madrid, acogiéndonos a una Ley de 1964 (Ley 191/1964, de 24 de diciembre, de Asociaciones. Disposición ya deregoda). Hay que situarse que vivíamos en plena dictadura franquista.
¿Cuál diría ahora que fue el verdadero impacto de aquellos acontecimientos?
P. S.- Fue una época muy importante, los años de la Guerra de Vietnam, de la Primavera de Praga, el asesinato de Luther King, que resaltaba la tensión racial… y desgraciadamente, algunos de aquellos hechos son parecidos 50 años después.
El impacto fue importante porque hubo un cambio de mentalidad que afectó fundamentalmente a entender el problema de la libertad individual. No se dirimía ya tanto la lucha entre el capital-trabajo como la lucha por las libertades personales. Y para las mujeres esos meses del 68 tuvieron una gran transcendencia ya que tuvo lugar una revolución sexual, que modificó la forma de entender las relaciones en pareja, reivindicando una relación entre iguales.
Mayo del 68 es quizá un momento revolucionario más contemporáneo que otras luchas posteriores, porque aspiraba a tejer lo común entre gente distinta y no reivindicaba simplemente el reconocimiento de las identidades y diferencias. Así, intelectuales, estudiantes, obreros, campesinos buscaban e interpelaban a todos sin hablar por todos.
Alguna imagen, una foto que resume para usted la esencia de aquellos días…
P. S.- Una foto de la revista Triunfo, hoy desaparecida, de la imagen de una mujer subida a los hombros de un hombre.
Sé que es una pregunta recurrente estos días pero, ¿es posible hablar de una herencia sesentayochista?
P. S.- Creo que sí hubo una herencia positiva para los años posteriores. Quizá la herencia mala es que en el imaginario colectivo no quedó nada más que la imagen de edificios rotos, violencia, falta de representatividad…