Construir implica levantar, crear de la nada, poner en marcha, reunir. Aunque la RAE le atribuye significados más bien técnicos, con normalidad utilizar esta palabra en cualquier ámbito es llenar de buenas intenciones una acción. Por eso, a todos nos gusta que los niños, nuestros niños, dediquen sus primeros meses y años de vida a los juegos de piezas. Verles con sus diminutas manos levantar edificios, ciudades, mundos y escenarios inventados supone, más allá de un desarrollo de capacidades completísimo, incluirles en el civismo más puro, en una de las esencias humanas por excelencia.
El trabajo de Norman Foster, que estos días recoge Espacio Fundación Telefónica, es una buena prueba de ello. Recoge de manera profesional, artística y adulta estas acciones infantiles. Sobre él giran y han girado durante más de 40 años de carrera términos como bienestar, necesidades contemporáneas, movilidad y sostenibilidad. Creatividad y responsabilidad cívica todo en uno. Por eso, guiados por Foster nos adentramos en el mundo de los niños y la arquitectura.
Ciudadanos del siglo XXI
Según Valentín Martínez-Otero Pérez, doctor en Psicología y en Pedagogía y profesor de la Universidad Complutense de Madrid, los juegos de construcción pueden ser muy útiles en aspectos tales como el conocimiento y la reflexión sobre la propia realidad y el entorno. Por eso, “ayudan a desplegar la conciencia ecológica, el conocimiento de distintos materiales y el uso que se les puede dar. Son también importantes en el desarrollo psicomotor, en el fomento de hábitos de exploración y en la resolución de problemas”.
Para él, además su uso favorece sobre todo la indagación y el conocimiento del medio, ya que ayuda a conocer el paisaje y a implicarse en su conservación y mejora. “Ofrece muchas posibilidades para un verdadero aprendizaje significativo y responsable”, apunta.
Mirian Checa Romero es licenciada en Psicopedagogía y Doctora en Desarrollo Psicológico, Aprendizaje y Educación. Actualmente es Profesora del Departamento Ciencias de la Educación de la Universidad de Alcalá y está trabajando de manera intensa en cómo los juegos de construcción, incluidas las versiones actuales de los mismos como diversos videojuegos, son fundamentales en las diferentes etapas educativas.
“Este tipo de juegos promueven experiencias de programación y diseño muy necesarias para formar a los ciudadanos del siglo XXI”. Sin embargo, la investigación indica que los niños y niñas “acceden al sistema educativo con una capacidad natural para ser creativos e innovadores, pero que poco a poco se va perdiendo según van avanzando en las sucesivas etapas educativas”, añade.
Por ello, los profesionales de la educación creen que es necesario ayudar a los estudiantes a pensar de manera creativa en todos los niveles educativos -y no solo en las primeras etapas-, ya que los juegos de construcción pueden tener un alto impacto en la imaginación y en la creatividad.