A partir del 23 de febrero tendremos en nuestras salas dos obras del artista argentino Leandro Erlich (1973), componiendo la exposición ‘Certezas efímeras’. Para quienes no estén familiarizados con su trayectoria, hemos seleccionado cuatro obras que nos harán viajar de Cuba a Japón entre agua, espejos y nieve.
Turismo (2000)
Una de las primeras obras del artista, que comenzó su carrera en los años 90, Turismo es un ejemplo perfecto del papel protagonista del público en su trabajo. Realizada junto a la artista Judi Werthein para la 7º Bienal de arte de la Habana, titulada Comunicación en tiempos difíciles: uno más cerca del otro, esta obra cobraba vida gracias a los visitantes que decidían posar inmersos en un falso paisaje alpino, nieve de espuma de poliestireno y esquís incluidos. Dado el contexto en el que se realizó, la sorpresa y la diversión convivían con el comentario político en Turismo.
Swimming Pool (1999)
Creada en 1999, la obra Swimming Pool sigue siendo una de las más conocidas de Erlich. Desde el año 2004 forma parte de la colección permanente del Museo de Arte Contemporáneo del siglo XXI de Kanawaza (Japón), permitiendo a sus visitantes interactuar con un escenario cotidiano de manera totalmente diferente. Es de nuevo gracias al público, que puede caminar por el interior de la piscina sin mojarse un pelo, que esta obra cobra sentido. El efecto visual resulta fascinante, y prueba de ello es la enorme presencia en redes sociales de esta instalación que dentro de poco cumplirá veinte años.
La torre (2007)
Su primera exposición individual en España tuvo lugar en el Museo Reina Sofía en el año 2008, con su instalación ‘La torre’. En esta ocasión la sensación de extrañeza se consiguió a través de un juego de perspectivas logrado por medio de espejos. Éstos convertían un edificio decorado como un bloque de apartamentos en un lugar en el que el sentido de la orientación era puesto completamente patas arriba y los vecinos flotaban por los pasillos.
La democracia del símbolo (2015)
De septiembre de 2015 a marzo de 2016 la ciudad de Buenos Aires sufrió un curioso cambio. El ápice de su Obelisco desapareció, reapareciendo en la explanada del Malba, el museo de arte latinoamericano de Buenos Aires. Se trataba de un proyecto de arte público de Erlich, quien había creado una maqueta a escala real del punto más alto del monumento. Esta maqueta, habilitada para ser visitada, ofrecía al público la oportunidad de disfrutar de las impresionantes vistas que pueden contemplarse desde el Obelisco. En este caso el artista se sirvió de sus «trucos» para democratizar el símbolo porteño y acercarlo a los ciudadanos, un ejemplo más de cuál es el elemento más importante en todas las obras del artista.
Si a ti también te gustaría sumergirte en la obra de Leandro Erlich recuerda que puedes hacerlo visitando ‘Certezas efímeras’, del 23 de febrero al 23 de abril en el Espacio Fundación Telefónica de Madrid.