20.01.2017

Muscle Shoals, la fábrica del soul

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Diego A. Manrique evoca la historia de Muscle Shoals, un pueblo perdido de Alabama que se convirtió en una meca de la grabación de música, con dos estudios de leyenda.

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Es el signo de los tiempos: el Muscle Shoals Sound Studio,  legendaria incubadora de la música sureña, ha sido reciclado como atracción turística. Al menos, esa es la esperanza de la Oficina de Turismo de Alabama, que ha decido promocionarlo como destino recomendado durante 2017.

Atención: estamos hablando de un pueblo que, cuando comienza nuestra historia, tenía poco más de 5.000 habitantes. Un rincón perdido en el noroeste de Alabama, uno de los estados más pobres de EEUU. Para más inri, situado en un condado donde imperaba la ley seca, por lo que alguien que quisiera beber alcohol (una ocurrencia, debemos reconocer, bastante común entre músicos), estaba obligado a traspasar los límites y acercarse a una localidad “húmeda”.

Como hemos visto en esta serie de textos, siempre ayuda que se manifieste un visionario. En el caso de Muscle Shoals, ese papel le correspondió a Rick Hall, compositor y productor que compró un almacén para hojas de tabaco y montó allí el estudio FAME, acrónimo de Florence Alabama Music Enterprises.

El hermoso documental Muscle Shoals, emitido por la BBC en 2014.

La especialidad de FAME era la eficiencia. Tenía instrumentos, amplificadores y micros ya colocados, aptos  para grabar. Los músicos estaban habituados a liquidar cuatro canciones en tres horas, el doble de productividad que en los grandes estudios urbanos. La tecnología, eso sí, tiraba hacia lo elemental: hasta 1968, se trabajaba con una grabadora de tres pistas.

Con todo, los resultados eran apabullantes. Éxitos de Arthur Alexander (‘You  Better Move on’, ‘Anna’), Joe Tex (‘Hold What You’ve Got’), Percy Sledge (‘When A Man Loves A Woman’), Arthur Conley (‘Sweet Soul Music’, con producción de su majestad Otis Redding), los numerosos impactos del vocalista ciego Clarence Carter.

Hall cuidaba la cantera artística de Alabama y Misisipi pero también abría sus puertas a sellos poderosos. Chess Records, de Chicago, le trajo a Etta James, que allí grabaría ‘Tell Mama’ y ‘I’d rather go blind’. Atlantic, de Nueva York, llevó allí  al intenso Wilson Pickett, que facturaría barbaridades como ‘Mustang Sally’ o ‘Land Of A Thousand Dances’. Y también llegó Aretha Franklin, liberada de un contrato con Columbia y dispuesta  a soltarse el pelo en 1967, de la mano del productor Jerry Wexler.

Extraordinarias imágenes en blanco y negro de FAME en 1970, rodadas por la televisión sueca. Tras la presentación, el documental comienza  en el minuto 5.

No he mencionado un detalle… delicado. Los formidables músicos de FAME eran blancos; Aretha y su marido,Ted White, negros del Norte con lógicas reticencias ante los sureños. Habían clavado juntos  el primer tema, ‘I Never Loved A Man (The Way I Love You)’, cuando –con el subidón de intuir que estaban haciendo historia- un trompetista se propasó con Aretha. Esta y su marido se marcharon a su hotel. Cuando Hall pretendió arreglarlo, terminó peleando con White.

Un mal negocio para Rick. Jerry Wexler se llevó los músicos de FAME a Nueva York: en los estudios de Atlantic –como ya hemos contado- se usaba una consola de 8 pistas. Wexler tenía el patrón musical del soul sureño e incluso contaba con temas de autores locales (igualmente, blancos) como Dan Penn o Spooner Oldham. Para aquellos chavales de Alabama, aquello supuso  una revelación: podían jugar en la primera división. De hecho, varios se integraron en la formación del excelso grupo británico  Traffic.

Entrevistas con los músicos de Muscle Shoals realizadas para el documental Session Men, de Gil Baker.

De vuelta en Alabama, los instrumentistas se independizaron de Rick Hall y abrieron el Muscle Shoals Sound Studio que, a pesar del nombre, estaba en otra localidad cercana, Sheffield. Conocidos coloquialmente como los Swampers, siguieron trabajando con artistas negros como Wilson Pickett (su ‘Hey Jude’, con el refuerzo guitarrero de Duanne Allman),  R. B. Greaves (‘Take a Letter Maria’) o los Staple Singers (‘I’ll Take You There’, con la novedad de una base reggae). Pero entendieron que el futuro comercial estaba en aquellos artistas de pop y rock que ansiaban la carnosidad rítmica sureña.

Por el modesto estudio de los Swampers en el 3614 de la Jackson Highway pasaron fugazmente los Rolling Stones (que plasmaron allí ‘Wild Horses’) pero también Rod Stewart, Cher, Lulu, Bob Seger, Cat Stevens, Lynyrd Skynyrd. Sin olvidar a Paul Simon  y –por separado- Art Garfunkel. El último superventas allí grabado fue ‘Brothers’, el álbum que, en 2010, presentó a los Black Keys ante el gran público. Y ese estudio es el que ahora, estéticamente renovado gracias a una generosa donación de Beat Electronics (los auriculares de alta gama), aspira a transformarse en un gran destino turístico. Hay una  moraleja melancólica detrás de esta reconversión.