26.09.2018

Nosotros robots. La humanización de la tecnología

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Para el gran escritor de ciencia ficción y científico Arthur C Clarke, «toda tecnología lo suficientemente avanzada no se puede distinguir de la magia». Y muchos robots parecen mágicos.

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* [Foto: Robot Hoap 3 de Fujitsu]

De hecho, tiene un cierto origen en la magia de la Antigüedad y la Edad Media. Aunque uno de los grandes logros de la robótica en 2018 ha sido montar una silla de Ikea entre dos brazos mecanizados con inteligencia artificial. Es decir, una labor nada mágica pero muy humana (con programas mucho más complejos -complejo es algo distinto a complicado- que las instrucciones que suele aportar la marca).

Los robots han empezado a sernos cercanos. Es algo relativamente reciente. Incluso percibimos en ellos cierta identidad o cierta capacidad de llegar a tenerla. Pese a algunos temores que suscitan en los ciudadanos europeos, no hay ningún rechazo generalizado, salvo un cierto temor al hablar de empleo. Aunque con una actitud muy diferente a la de, por ejemplo, japoneses y coreanos que, debido a razones culturales, se sienten muy atraídos por los robots. No debemos verlos como rivales, no digamos ya enemigos, sino como instrumentos a nuestro servicio. De ahí el título de esta exposición ‘Nosotros, Robots‘, pues realza la cercanía, la empatía y el acercamiento de los humanos a los robots. La tecnología, la robótica, para triunfar, ha de acercarse a los humanos, ha de humanizarse. Y los humanos han de acercarse a los robots.

Ha de entenderse por ello que estas máquinas están para servir al ser humano, para resolver sus problemas y hacer llegar más lejos en muchos sentidos a la humanidad. De ahí, el quinto ámbito de esta exposición: A tu servicio. El primer ámbito revela los sueños humanos y las realidades de estas máquinas a través de la historia, pues han morado en la mente de nuestros antepasados antes de pasar a ser realidad desde la mente de ingenieros, científicos y diseñadores. El segundo ámbito nos enseña a conocer los robots, sus partes, sus maneras de funcionar, en su desarrollo especialmente a partir de la segunda mitad del siglo XX y su verdadera eclosión en el siglo XXI con la de la inteligencia artificial y los grandes avances en sensores y motores. Sí, también para que nos perciban, nos sientan. A través de los robots, especialmente los humanoides, podemos aprender mucho sobre nosotros mismos, sobre lo que nos hace ser humanos, para mejorar. Los necesitamos para conocernos, para “mirar dentro de nosotros mismos”, asegura Hiroshi Ishiguro, de la Universidad de Osaka. No se trata solo de humanizar la tecnología, sino también de, gracias a la tecnología, humanizar aún más y mejor al ser humano. Humanizar los robots, sin embargo, no significa sólo antropologizarlos, que es lo que intentan muchos humanoides, a veces despertando cierto rechazo como ya anticipó el profesor Mori con su teoría del ‘Valle Inquietante‘.

El tercer ámbito se refiere a las emociones, que nos pueden provocar los robots, que nos pueden detectar los robots y quién saben si un día los robots llegarán a tener alguna o sentimientos, ya sean las nuestras, o quizás unas propias que hoy desconocemos.

Finalmente, está la cultura, nuestra cultura. Los robots imaginados han formado parte de ella desde tiempos inmemoriales. Y sobre todo han crecido en nosotros con los comics y con el cine. Son parte de nosotros. O con ellos, si se prefiere, formamos ya un “nosotros”. Incluso aportan a la cultura, aunque cuando un robot toca o compone música o pinta un cuadro, no es consciente de que lo hace. Probablemente no se merezcan un aplauso, que poco les diría, lo que no significa que no podamos gozar de sus creaciones.

El momento de esta exposición es relevante, cuando la velocidad de la aparición de nueva tecnología y su adopción se está acelerando, y en unos años que están viviendo una explosión en la robótica y la instalación de robots industriales y de servicios. El periodo 2018-2020 es clave en este sentido. Aquí nos referimos a los robots en un sentido estricto físico, si bien dotados de un software esencial, ahora con una inteligencia artificial que está también eclosionando. Pero ésta será objeto de una exposición prácticamente paralela con ocasión del 50º aniversario de la película ‘2001, Odisea en el Espacio‘.

En este horizonte de desarrollo de los robots hay dos peligros básicos. El primero es que, a través del aprendizaje computacional, automatizado, se nos escapen de las manos, perdamos la capacidad de dominarlos. Incluso en el terreno militar. Por lo que es necesario garantizar su desarrollo y su control. El segundo es que se empiecen a autoconstruir máquinas cuyo funcionamiento lleguemos a no entendamos, es decir, que no comprendan ni los expertos, que no sean transparentes. Evgeni Morozov piensa, sin embargo, que el desarrollo futuro de estas tecnologías no dependerá de cómo funcionen los ordenadores, la Red o los robots, sino de “cómo decidamos que funcionen”. El físico y emprendedor Elon Musk, entre otros, aporta fondos a algunos centros de investigación para “mantener la inteligencia artificial beneficiosa para los humanos”, lo que se aplica también a los robots.

Por Andrés Ortega, escritor, analista y comisario de la muestra ‘Nosotros, robots’

La muestra, ‘Nosotros, Robots‘, podrá verse en la tercera planta de Espacio Fundación Telefónica, del 5 de octubre de 2018 al 3 de febrero de 2019.