23.05.2013

No se puede vivir del amor

 

El 23 de mayo de 1934 a Bonnie Elizabeth Parker y Clyde Chestnut Barrow, se les rompió el amor. Bueno, para ser más preciso, una emboscada de la policía acabó con su amor a balazos; 167 disparos en una solitaria carretera del estado de Louisiana, USA. Terminaba así la carrera, dos años de permanente huida de la justicia, con atracos y secuestros de por medio y con varios asesinatos a sus espaldas resultado de lo chapucero de sus asaltos. Justo en ese momento nacía la leyenda.

Bonnie y Clyde se conocieron una tarde de 1930 y fue amor a primera vista, como se suele decir. Tenían apenas 20 años y desde el primer momento se juraron amor eterno, pero la historia se complicó pronto porque Clyde fue arrestado y encarcelado al mes de conocerse.

Ya de niño, Clyde, fue un chico conflictivo y el entorno y las circunstancias que encontró en su juventud no ayudaron mucho. La Gran Depresión empujó a toda una generación a la miseria, a la desesperanza, borrando de un plumazo cualquier futuro digno que pudiesen llegar a tener por lo que Clyde empezó pronto a delinquir para sobrevivir. Ya no pararía de hacerlo. Su paso por la cárcel fue traumático; violado sistemáticamente por otro preso (al que acabaría asesinando dentro de la prisión) se llegó incluso a automutilar (se cortó los dedos de un pie para evitar los trabajos forzosos) lo que le llevó a convertirse en un hombre hosco, duro y vengativo.

Tu chica triste y solitaria

A Bonnie le gustaba escribir, y por lo visto tenía aptitudes para ello. De niña ganó varios premios literarios en la escuela donde la animaban a seguir haciéndolo. Nunca dejó de escribir. En los dos años que Clyde pasó en la cárcel, Bonnie le mandaba regularmente cartas. Cartas no sólo para contarle las novedades del mundo exterior, de cómo transcurría la vida fuera de la cárcel; eran cartas de amor. “Hola cielo, todas las noches me acuesto con la esperanza de que el día siguiente será más luminoso, pero al final acaba siendo un día como los demás. Quizá no sea siempre así. Ya he comprendido que la vida no merece la pena sin ti” Clyde era más escueto y más práctico en sus cartas pero también tenía bonitas palabras para su amada: “Niña querida: acabo de leer tu dulce carta y no sabes lo contento que me he puesto al recibirla pues me siento terriblemente solo y triste” Bonnie solía terminar sus cartas con “Tu chica triste y solitaria” Clyde terminó una de las suyas así “Oye, cielo, estos tarados meten tanto ruido que no puedo escribir, así que mejor termino la carta mañana”

Durante los dos años que duró el cautiverio no pararon de escribirse. Después, una vez juntos de nuevo, no lo harían más porque ya nunca llegarían a separarse hasta el día de su muerte.

El mito

Bonnie y Clyde no fueron ni la primera ni la última pareja de forajidos de la historia pero son, sin duda, la más famosa. Mucho tuvo que ver la literatura, el cine o la música.

Ya en 1937 tenemos la primera película basada parcialmente en la vida de la pareja: Sólo se vive una vez (F. LANG, 1937) Pero es Bonnie and Clyde  (A. PENN, 1967)  la película que contribuyó de manera definitiva a hacer eterna a la pareja. Mítica es la escena final, inpiradora luego para otras películas de cine negro.

La música ha tenido también mucho que ver. Este tema de Serge Gainsbourg y Brigitte Bardot es una buena muestra de ello. E incluso el conjunto español Los Mustang les dedicaron una canción (no dejen de escucharla, por favor)

El libro Wanted lovers. Las cartas de amor de Bonnie & Clyde donde se recoge la correspondencia entre los amantes, contiene también algunos poemas que escribió Bonnie e incluso las fotografías que dejaron olvidadas en una de las precipitadas huidas y que nos muestran a la pareja enamorada tal y como eran.

En parte fueron las circunstacias que les tocó vivir, en parte fue el camino que ellos mismos eligieron. Pero el caso es que estuvieron enamorados y permanecieron juntos hasta un final que no podía ser otro y del que eran plenamente conscientes. Tuvieron la vida que quisieron vivir.

Esas cartas, esas fotografías, esa historia de amor nos alejan del mito y nos acercan a las personas.

 

Imagen: AFP

Zeque

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