El placer de pararse, explorar y escuchar. Probarse. Descubrir de otra forma el entorno, lo cotidiano, el propio cuerpo. Añadirle nuevas tecnologías y crear un lenguaje propio. Música sin instrumentos convencionales. De todo eso va este vídeo. Espacio Fundación Telefónica nos “habla” de otra manera a través de Ain TheMachine.
Es música biotrónica y nuestra esencia está en cada loop y en cada golpe, en cada clic, en cada segundo. Su creador la define como música electrónica hecha exclusivamente con el cuerpo, la voz y los objetos cotidianos. A través de la tecnología transforma esos elementos en un performance audiovisual o, como en este caso, en un vídeo.
Con él, el Espacio continúa su apuesta por la innovación artística, sin perder su seña de identidad tecnológica. Abre sus puertas, como viene haciendo todos los meses del año, a todos y todas, aunque aquí de una manera nueva, especial. Musical y única.
Con este tipo de arte se aborda el archiconocido conflicto ‘mundo tradicional vs. mundo digital’, ya que el proyecto se nutre de lo más ancestral: el cuerpo, lo cotidiano, lo que nos rodea… Pero en él también interviene la tecnología, gracias a la que se pueden generar nuevas sonoridades e historias.
Storytelling
Un momento, ¿pero qué o quién es Ain TheMachine? Pues bien, él mismo dice que no se considera un músico, más bien un contador de historias, un visual o videostoryteller. Para él la música es una herramienta más, una muy potente. Su pasión por ella le llevó a utilizarla como herramienta de comunicación. Su trabajo con Ferrán Adrià, con Fundación Telefónica o con otras tantas marcas es intentar contar su historia de otra manera. “Mi lectura siempre es: ¿Cuál es tu historia? Yo te ayudo a contarla a través de este formato y esta herramienta de comunicación”, añade. Eso es precisamente este vídeo, una manera diferente de contar lo que es hoy Espacio Fundación Telefónica.
Para Ain TheMachine llegar a un sitio que no conoce y hacer algo desde esta perspectiva es algo muy bonito. “Es un privilegio. Estuve en Espacio haciendo algo que nadie antes se había propuesto. Es una forma muy rica y muy profunda de conocer un sitio y a las personas que lo componen”.
¿Cómo lo logró? Llegó a él sin ninguna idea preconcebida. En la primera visita organizó un poco las ideas. En la segunda, se le ocurrió que podía empezar el proyecto desde las plantas de arriba y luego ir bajando. En algunas encontró solo un golpe que le dio la posibilidad de montarlo con libertad, y en otras, algunos loops más largos. “Cuando encontraba algo que me gustaba, creaba un juego y así podía hacer algo más grande”, explica. “Además, como mi trabajo está basado en un sistema de comunicación nuevo tiene mucho que ver con Fundación Telefónica, donde la comunicación y el lenguaje es tan importante”.
El proceso
La idea que usó para la elaboración de este vídeo la ha bautizado como Play The Foundation y está basada en una serie con el nombre Play The City. “Voy por distintas ciudades del mundo grabando sus sonidos en una canción, un tema. Utilizo el mismo proceso que el vídeo creado para Fundación pero aplicado a una ciudad. En un par de años quiero hacer un solo vídeo que aglutine todo esto trabajo bajo el nombre de Play The World”, relata.
Para él ningún lugar es bueno o malo para la música biotrónica. “Sí hay sitios que te permiten hacer algo desde una capa más superficial de manera rica quizás porque tienen más elementos, más diversidad de colores, etc. Eso posibilita hacer algo desde un primer acceso o encuentro. En cambio, hay otros sitios que tienen menos elementos y te obligan a ser más listo y a intentar ir más allá”.
Ain TheMachine traduce esa dificultad con la falta de tiempo. Cree que si te meten en una sala vacía, pero te dan el suficiente tiempo, al final ves un montón de cosas. Por su puesto, también es muy importante la investigación. “Detrás de cada proyecto hay un proceso de investigación, de descubrir el cuerpo para que suene de una manera y de cómo tratar a estos sonidos. Tenemos que tener en cuenta que en toda la música biotrónica solo hay tres elementos. Luego, con la tecnología, se pueden alterar. Hay un punto muy importante de alquimia en ello”.
Sus inicios
La inquietud por generar un lenguaje propio es lo que lleva a Ain TheMachine a crear la música biotrónica. “Empecé a investigar de qué manera podía tener una sonoridad propia y en este proceso, para mi fue muy importante Lars Von Trier, representante del cine dogma. Este director se limitó y al limitarse encontró la clave de su trabajo. Generó algo especial, personal. Así fue cómo empecé a buscar cuáles podían ser las reglas que limitaran mi propio trabajo”.
También se dio cuenta de que todos vamos a conciertos o escuchamos música, pero muchos no nos creemos capaces de ser músicos. “Para mí mismo, el instrumento era una barrera física para disfrutar activamente”, añade. Por eso, si el instrumento representa una barrera, ¿por qué no eliminarlo? A partir de esa premisa Ain TheMachine empieza a pensar cómo puede hacerlo y descubre el cuerpo, la voz, y por consecuencia, la tecnología. De ahí viene música biotrónica.
Por Ylenia Álvarez