28.05.2019

«La mirada feminista puede ser una palanca de cambio para paliar el resto de desigualdades»

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Estamos viviendo un cambio de paradigma. Es un tiempo de raíces y cimentaciones. Cada vez más mujeres queremos juntar relatos con los que mirarnos y remirarnos para reconstruirmos.

– Marta Sanz

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Marta Sanz, doctora en Literatura Contemporánea y escritora –premiada novelista, que también ha escrito cuentos, poesía y ensayos– reúne a las también autoras Pilar Adón, Flavita Banana, Nuria Barrios, Cristina Fallarás, Laura Freixas, Sara Mesa, Cristina Morales, Edurne Portela, María Sánchez y Clara Usón para que, a través de sus experiencias exploren las distintas facetas –corporal, emocional, material, ideológica– de lo que significa ser mujer en el siglo XXI. Ni más ni menos.

A pesar de las dificultades que enfrentamos las mujeres, podemos afirmar que estamos viviendo un cambio de paradigma y cada vez somos más las que queremos encontrar relatos desde los que mirarnos y remirarnos para reconstruirnos. Aprovechamos el paso de la autora por Espacio Fundación Telefónica para hablar de este importantísimo libro y de la relevancia del feminismo como posible motor para el cambio social.

‘Tsunami. Miradas feministas’ es una colección de textos autobiográficos feministas que has coordinado para la editorial Sexto Piso. Aquí ejerces tu labor como editora. ¿Cómo ha sido el proceso de selección de las diez autoras? ¿y de los textos?

Marta Sanz– Esta no ha sido mi primera vez como editora, estoy un poquito curtida en estas lides. Pero sí una importante. Lo más relevante en este caso es que las diez autoras seleccionadas me han hecho el trabajo facilísimo. Primero porque todas aceptaron nuestra propuesta desde el minuto uno, todas se sintieron entusiasmadas, las pareció un libro oportuno, les gustó la compañía, les pareció muy buena idea escribir un libro coral y con miradas muy distintas, con visiones sobre el feminismo también distintas y con matices diferentes pero que al fin y al cabo iban a coadyuvar a un punto común: aprovechar estos tiempos que nos permiten repensarnos. Así que, desde el punto de vista de la colaboración de las autoras, ha sido fantástico.

Luego, los textos fueron muy, muy generosos. Tenemos la oportunidad de ver a las diferentes autoras en facetas de su desnudo mucho más pródigas que en otras ocasiones Y todas han asumido también muy bien que nosotros (desde la editorial) queríamos textos autobiográficos que ellas han abordado también de diferente manera. Sara Mesa desde el relato, otras escritoras más desde la crónica, Flavita Banana nos ha regalado sus viñetas pero al mismo tiempo es la primera vez que escribe un texto reflexionando sobre su condición de mujer en las relaciones afectivas….

Además, en cuanto a la selección de autoras también, queríamos que las mujeres fueran de generaciones diferentes, así, hay escritoras nacidas en los años cincuenta como Laura Freixas o Nuria Barrios, escritoras de la década de los sesenta como Clara Usón, de la década de los setenta como Edurne Portela o Sara Mesa, nacidas en los ochentas como María Sanchez o Cristina Morales. Buscábamos esa diversidad generacional y también hemos buscado un poco la diversidad geográfica: escritoras de Cataluña, de Madrid, de Asturias, de Andalucía… intentando ser lo más plurales posible.

También hay mujeres, autoras con las que yo sabía que podía contar, y es que somos amigas de hace mucho tiempo y lo somos porque la amistad viene del interés por el trabajo, no es al revés. No es que la amistad te haga ser más benevolente con el trabajo de las otras, sino que de la admiración por el trabajo de las compañeras surgen vínculos de amistad.

En esta antología, las diez escritoras a través de sus experiencias exploran las distintas facetas de lo que significa ser mujer en el siglo XXI. Pregunta difícil: ¿qué significa ser mujer en el s.XXI? Entiendo que, como has dicho antes, nos estamos repensando.

Marta Sanz– Claro. En realidad, no podría responder a esta pregunta en términos generales ni en términos abstractos porque yo tengo una visión de la mujer que no es esencialista: yo creo que somos muchas mujeres, que somos muy diferentes y plurales. De ahí que tenga sentido que en este libro, más allá de que yo sea el hilo conductor, haya distintas voces.

Lo que queríamos hacer con este libro era no perder la oportunidad de repensarnos a la luz de palabras que en el último año, desde 8 de marzo de 2018 al 8 de marzo de 2019, están llenándose de significados nuevos. Desde la palabra abuso, a la palabra maltrato, a las relaciones de poder, las relaciones laborales, la resignificación del cuerpo, la conciencia del cuerpo, de la sexualidad… Cada una de las autoras curiosamente ha bordado el tema sin estar preconcebido, tomando ángulos muy distintos. Por ejemplo, en el texto de Nuria Barrios hay una reflexión sobre la educación nacional-católica para mí, divertidísima, en el texto de Clara Usón observamos la situación de una mujer que aborta, en el de Cristina Fallarás vemos cómo se resignifica la vulva… Concepciones muy diferentes que, por una parte concilian lo autobiográfico con lo autocrítico, con un sentido lúdico y muy festivo y con una gran esperanza respecto a todas las cosas buenas que nos pueden pasar de aquí en adelante.

Otra cosa fundamental que yo creo que en este último año hemos aprendido –y esto está muy presente en el texto de Laura Freixas y Edurne Portela– es a mirar nuestras genealogías, a nuestras raíces feministas, e  incluso las vidas de nuestras madres y nuestras abuelas con unos ojos diferentes.

Y, ¿por qué el recurso al formato autobiografico?

Marta Sanz– Cuando concebimos la idea de este libro pensamos que era muy importante que todos los textos tuvieran un sesgo autobiográfico ya que pensamos que la autobiografía en el mundo en el que vivimos se ha convertido en un espacio político; la autobiografía es un género político. En la medida en que lo personal es político y que el relato de esos asuntos relacionados con las mujeres siempre se han considerados nimios, accesorios, pequeños, absurdos, el relato de todos esos asuntos se quedaban fuera de escena, nos parecía que era el mejor punto de partida para resignificar todas esas palabras que esperamos a resignificar en ‘Tsunami’.

¿Crees o percibes que hay ganas acumuladas de leer a autoras? 

Marta Sanz– Yo creo que sí hay ganas, hay mucha curiosidad. Esto se debe en gran medida a que muchas autoras durante mucho tiempo han estado invisibilizadas, o por lo menos constituían una minoría dentro de la oferta editorial.

También hay un interés directamente relacionado con esa necesidad de abrirnos a puntos de vista nuevos, a voces nuevas. A mí me produce una gran alegría ver como hay muchísimas escritoras jóvenes, nacidas en los setenta y los ochenta que tienen cosas interesantísimas que decir y de las que tenemos muchas cosas que aprender. Yo, por ejemplo, estoy con las antenas muy receptivas y muy abiertas respecto a todos los temas que tienen que ver con la sexualidad porque me siento realmente “burra” y curiosa.

No es además ninguna moda: todo esto responde a una necesidad social. E invito a todo el mundo a que se adentren en los textos de estas mujeres porque si están ahí es porque tienen una calidad literaria, una sensibilidad para analizar el mundo y una inteligencia que las coloca en la primera línea del campo literario y del campo cultural.

Y, dime ¿cómo es de importante el feminismo ahora mismo en tu vida?

Marta Sanz– El feminismo ahora es una cuestión central en mi vida. Siempre comento que yo tuve una caída tardía del caballo. Yo soy una niña de la transición y pensaba de verdad cuando empecé a escribir y a incorporarme en el mercado laboral, que yo estaba en igualdad de condiciones respecto a mis compañeros varones. Con el paso del tiempo, la experiencia me fue diciendo que no…

En todos los libros siempre he tenido muy presente los personajes femeninos para abordarlos desde una perspectiva autocrítica respecto a lo que era el papel de las mujeres en la sociedad, ahora, claro, se dan una serie de circunstancias en las cuales nosotras tenemos que aprovechar la oportunidad ya que la mirada feminista puede ser una palanca de cambio para paliar el resto de desigualdades que caracterizan el mundo en el que vivimos.

Yo no entiendo el feminismo al margen de las luchas por la igualdad de clase o por la igualdad de raza o por la igualdad de cultura o por la igualdad de salud. El feminismo es un discurso muy vertebrado que me permite tener una visión holística de la realidad y de los cambios que son necesario en la realidad.

¿Te recuerdas más siempre escribiendo o te recuerdas más leyendo?

Marta Sanz- Yo me recuerdo más escribiendo que leyendo. Cuando yo era una niña mi padre siempre me decía: “Marta, lees poco”. Y le respondía: “yo no leo porque escribo”. El hecho de que yo me escribiera mis historias, mis listas, mis propios juegos era como una manera de excusarme porque me gustaba más jugar que leer. Pero con el paso del tiempo, desde los doce años me convertí en una lectora absolutamente fascinada. Soy una mujer que practica la lectura desde un punto de vista muy vital: cuando leo un libro yo lo vivo de la misma manera que cuando estoy viviendo en el espacio de la realidad tiendo a veces literaturizar las cosas. Soy lo que se llama una irredenta letraherida.

Ahora mismo, ¿qué tipo de lectura, de libros te interesan más?

Marta Sanz- Soy muy ecléctica. Yo leo libros de diferentes géneros. Leo mucha novela, también mucho ensayo; leo poesía y leo textos híbridos e inclasificables. En este momento me pillas leyendo ‘Opus Gelber’ de Leila Guerriero, una crónica maravillosa sobre un pianista argentino Bruno Gelber. Hace poco acabé de leer también la novela de Edurne Portela ‘Formas de estar lejos’, también el último poemario de Olalla Castro. Yo no sé estar sin un libro entre las manos; siempre tengo uno.

Por Adriana Herreros