22.04.2019

Las librerías que alimentan a nuestro «gusanillo» lector

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«Quien tiene un libro, tiene un tesoro», dicen las buenas lenguas. Y razón no les falta. Parte del equipo de Espacio Fundación Telefónica hemos querido rendir homenaje a esas librerías que son nuestro refugio. Aquellas que actúan de paraguas cuando el mundo se nos cae encima. ¿Y tú? ¿Cuál es tu librería favorita?

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Librería Castroviejo, calle Portales 43, 26001. Logroño

«Mi librería favorita del mundo está en mi pequeña ciudad de provincias. Y a lo mejor, no es casualidad. De Castroviejo me gusta todo: que sea una librería con fondo (buen fondo), alejada de la tiranía del montón de novedades, que cuide a las editoriales pequeñas, haciéndose eco de catálogos imposibles en librerías generalistas, y que preserve las primeras ediciones de las grandes editoriales.»

[Adriana Herreros]

Librería Walden, calle Paulino Caballero, 31. Pamplona

«Walden es una librería con olor café y madera. Enraizada en el centro de Pamplona desde 2013, se ha convertido en uno de los lugares más acogedores para refugiarse de la rutina. Sus visitantes pueden curiosear las últimas novedades o sentarse a disfrutar de la lectura y una taza de café. Especializada en ensayo, narrativa y poesía, sus estanterías actúan también como atrezzo durante las visitas de escritores y presentaciones de libros.»

[Blanca del Guayo]

Ábaco Libros Usados, calle Raimundo Fernández Villaverde, 27. Madrid

«Ábaco es más que una librería. Es inevitable echar un ojo al pasado una vez te dejas acoger entre sus antiguas y encantadoras estanterías. Ábaco es lo más parecido a viajar en el tiempo. Sin necesidad de DeLorean. ‘Libros usados’, reza el toldo que corona su modesto escaparate, colonizado por pilas de libros que en otro tiempo pertenecieron a otros. Filosofía, ensayos, poesía, divulgación científica… Desde un euro puedes sumergirte en hojas repletas de anotaciones, marcadas por el paso del tiempo y que parecen gozar de vida propia.»

[Javi Gago]

Alejandría Libros, calle Almansa, 2 . Pozuelo de Alarcón, Madrid

«En el barrio de la estación de Pozuelo de Alarcón se encuentra desde hace años la librería de Alejandría, un lugar que se ha convertido desde su discreta esquina en toda una institución dentro de la vida cultural de Pozuelo. La responsable de ese éxito es María Luisa, una entregada librera capaz de conseguir cualquier libro que se le pida, que cuida a los nuevos autores y organiza encuentros y actividades tanto para mayores como para niños, a los que dedica una cuidada sección de la librería.»

[Miguel Iturbe]

La Casquería, Calle de Embajadores, 41. Madrid

«No me gustan los libros impolutos. Siempre he considerado que el buen proceso de lectura incluye mucho lápiz y esquinas dobladas. Si el libro no sufre tanto como el lector, algo estamos haciendo mal. La Casquería es mi librería favorita. El cementerio de los libros olvidados. Los que ya nadie quiere. Los que ya han mejorado a otros. Aquí se venden libros de segunda mano que han sido donados. Y al peso, como en cualquier mercado, para darles una segunda vida y que el lector pueda vivir muchas otras a través de sus personajes.»

[Marina López]

Librería Follas Novas, Calle Montero Ríos, 37. Santiago de Compostela

«La librería ‘Follas Novas’ es una parada obligada para los amantes de los libros que visiten Santiago de Compostela. Una especie de peregrinación al santuario del libro que, con los años, también se ha convertido en un sello editorial de relevancia para Galicia y el idioma gallego. Un consejo: no intentes abarcarla de golpe (es un laberinto de tres plantas), déjate guiar por su dueño, el librero Rafael Silva Costoyas, o cualquiera de sus empleados, curiosos, amantes de los libros y excelentes profesionales.»

[Carmiña Castromil]

Tres rosas amarillas, Calle Espíritu Santo, 12. Madrid

«‘Tres rosas amarillas’ es una librería para imaginar, sentir, viajar y volar a miles de lugares, escenarios y situaciones. Un lugar donde sus libros cobran vida y de su techo cuelgan mariposas de todos los colores. Allí es muy fácil perder la noción del tiempo y muy difícil salir con las manos vacías. No sé si me gustan más sus libros pop-up, sus móviles o sus sombras chinescas; lo que sí sé es que desde que la descubrí, hace cuatro años, se ha convertido en mi lugar preferido de Madrid. Por cierto, si vas algún día y está cerrada te atrapará igual: su escaparate es precioso y de su puerta cuelga un cartel que dice ‘cerrado por amor’.»

[Leyre Paredes]