La cámara Leica facilitó, entre otras cosas, la fotografía en serie, el acceso de los aficionados a la misma, el boom del fotoperiodismo y una nueva visión fotográfica. Con motivo de la muestra ‘Con los ojos bien abierto. Cien años de fotografía Leica’ hacemos un repaso por todos esos avances tecnológicos y artísticos.
No hay un motivo único que justifique la revolución de la cámara Leica. Su aceptación fue, incluso, una auténtica sorpresa para sus creadores, una empresa especializada en telescopios que decidió fabricarla en 1914 y lanzarla en 1925 como un experimento, con el fin de probar objetivos, y no con la intención de adentrarse en el mundo de las cámaras de fotos.
Sin embargo, se dieron un conjunto de factores, algunos más casuales, otros más técnicos o conceptuales, que marcaron el éxito de la Leica y con él, el transcurso de la historia de la fotografía moderna. Entre ellos, la figura de Oskar Barnack, su creador; el tamaño del dispositivo y sus posibilidades, así como la innovación y el avance tecnológico del momento.
- La fotografía en serie
Gran parte del éxito de la Leica se debió, sin duda, a su ideólogo Oskar Barnack, un ingeniero óptico aficionado a la fotografía que, al no poder llevar a cuestas las grandes cámaras de la época debido a su asma, pensó en un diseño que pudiera caber en el bolsillo de una chaqueta. Para lograrlo, empleó el rollo de 35 mm de Kodak, hasta entonces usado sólo en cine pero disponible en el mercado y con un precio más asequible. Así, la Leica se convirtió en la primera cámara de tamaño reducido y alta precisión.
Esa primera Leica estaba equipada con un objetivo de alta resolución diseñado específicamente para ella por Max Berek, por lo que su fiabilidad y versatilidad fueron otros de sus puntos fuertes. Todo ello permitió que se hicieran por primera vez fotos en serie de forma sencilla y rápida.
- El acceso de los fotógrafos amateur y las mujeres
Además de esta esta expansión general de la fotografía, la llegada de la Leica facilitó el acceso a este arte a los aficionados, a los principiantes procedentes de otros sectores y a las mujeres emancipadas. La fotografía se convirtió así en un componente natural de la vida cotidiana.
Sucedió algo muy parecido a lo que vivimos hoy con los teléfonos móviles, y la Leica se convirtió en la compañera ideal y permanente no solo de fotógrafos profesionales como Henri Cartier-Bresson, Robert Capa, Sebastião Salgado o Alberto Korda, si no también de aficionados con espíritu innovador. Así, a los grandes trabajos de iconos de la historia de la fotografía del siglo XX se suman otros de fotógrafos anónimos, menos conocidos, olvidados o que pasaron desapercibidos.
- El boom del fotoperiodismo.
Tal y como apuntábamos antes, además de la buena aceptación de la Leica entre los aficionados, también una nueva generación de fotógrafos de prensa apostó por ella dando lugar a su vez, a la edad dorada del fotoperiodismo.
Europa y Norteamérica ansiaban imágenes de todos los acontecimientos que estaban sucediendo como la Gran Depresión, la Segunda Guerra Mundial o la Guerra Civil española. En ese contexto la Leica llegaba cual maná caído del cielo debido a su versatilidad y su pequeño tamaño para narrar un acontecimiento mediante imágenes individuales capaces de complementarse.
- Una nueva visión fotográfica.
Entre las innovaciones que se le atribuyen a la cámara, podemos apuntar además que fue la primera compacta de 35 mm. Con ella, Barnack amplió el formato del negativo hasta los 24 x 36 mm para obtener uno mayor sin modificar el tamaño de la cámara, y eligió una relación de aspecto de 2:3, con una capacidad de 36 exposiciones por película.
Con este nuevo formato llegó también la revolución visual. Desde la perspectiva del arte y de la historia de la cultura, se ha planteado muchas veces la pregunta de hasta qué punto la Leica y, con ella, la imagen de pequeño formato, modificaron la visión fotográfica, a qué nuevas temáticas abrió paso la cámara de objetivos intercambiables y qué nuevos enfoques visuales se dieron a temas anteriormente tratados.
Todo ello, sin olvidar la repercusión que la miniaturización de la fotografía tuvo sobre las creaciones de los aficionados, los artistas y los fotoperiodistas, así como la radical transformación que experimentó el lenguaje visual y, con él, nuestra percepción del mundo.
- Una nueva forma de contar.
A todo lo anterior se sumó algo más: la cámara Leica provocó una nueva manera de ver. No fue casualidad que apareciera en el mercado en el periodo de entreguerras.
Nuevamente el contexto y ámbito político del momento: la Primera Guerra Mundial, la Revolución de Noviembre alemana y la Revolución de Octubre rusa, marcaron nuevas necesidades. Entre ellas, conocer la actualidad, saber lo que estaba sucediendo realmente, expresar opiniones y visiones personales, y a la vez sentimientos. La cámara Leica fue la respuesta del medio fotográfico ante las mismas.
- Nuevas aplicaciones.
Así, con esa unión entre la nueva visión y las numerosas posibilidades técnicas de la nueva cámara llegaron sus innumerables usos: desde paisajes hasta retratos, desde fotografías de animales hasta imágenes de las cumbres más altas.
Como decíamos, también fotorreportajes, figuras arquitectónicas o vistas aéreas. El desarrollo de la fotografía propiamente dicho. Técnico. Documental. Y artístico.
Por Ylenia Álvarez