12.11.2014

Homenaje al Tesla ecologista: una exposición sostenible

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Nikola Tesla es uno de los inventores más brillantes de la Historia por algo más que sus inventos. Creaciones y descubrimientos de Tesla como la corriente alterna, el motor de inducción, la radio o el control remoto siguen utilizándose en la actualidad, pero hay más: muchas de las predicciones que realizó han terminado por cumplirse. El inventor serboamericano demostró una gran clarividencia al imaginar tecnologías y problemas que se han convertido en realidad.

Una de sus obsesiones fue la transmisión de energía sin cables. Esa pasión por lo inalámbrico le llevó a imaginar ya en 1909 algo parecido a los teléfonos móviles y los ‘smartphones’. El diario The New York Times lo recogía así: “Pronto será posible que un hombre de negocios de Nueva York dicte instrucciones y que éstas aparezcan instantáneamente escritas en Londres o cualquier otro lugar”, y añadía, “Sólo será necesario llevar un instrumento barato, no más grande que un reloj, que permitirá a su portador escuchar en cualquier sitio la canción de un cantante, el discurso de un líder político, el sermón de una importante personalidad religiosa, la conferencia de un hombre de ciencia, todos podrán tendrán una audiencia repartida por todo el mundo”.

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Tesla también se interesó por el ecologismo incluso antes de que se extendiera la concienciación sobre este asunto. En plena Revolución Industrial, cuando el mundo había empezado a gastar carbón como si lo fueran a prohibir, el inventor se preocupó por el agotamiento de los recursos fósiles el impacto medioambiental de la industrialización.

Profecías como éstas minaron la credibilidad de Tesla y enterraron su nombre en la Historia. Sus excentricidades, su afición por hacer predicciones que sonaban a ciencia-ficción y sus puestas en escena que parecían magia hicieron que los inversores dejaran de confiar en él y que terminara arruinado viviendo en un hotel de segunda en Nueva York. El tiempo ha terminado dándole la razón y, poco a poco, está recibiendo la importancia que merece un personaje de su talla.

Para responder a esas preocupaciones ecologistas de Tesla, la exposición Nikola Tesla: suyo es el futuro se ha organizado de forma sostenible con el medio ambiente. “La exposición se ha diseñado como un producto sostenible”, explica Fernando Muñoz, responsable del diseño de la muestra. Para conseguir esto se ha calculado el impacto medioambiental de todas las decisiones de diseño tomadas en el proyecto para minimizar su huella de carbono. Esa huella de carbono se ha calculado y se muestra a los visitantes al final de la exposición porque “calcular la huella de carbono es la única forma de garantizar y demostrar que el proyecto es ‘eco-diseño’”.

El diseño, los materiales y el consumo energético de ‘Nikola Tesla. Suyo es el futuro’ se han definido pensando en ese objetivo de reducir el impacto medioambiental. Se ha intentado usar la menor cantidad de materiales posibles, se han aprovechado los muros de carpintería de la exposición previa y se ha aprovechado el color de las paredes para reducir el uso de pintura nueva. Los soportes diseñados expresamente para la exposición se han diseñado para poder reutilizarse en el futuro y para montarse y desmontarse de forma rápida. Cuando no ha sido posible usar materiales reutilizables, se han escogido materiales que requieran poca energía en su futuro reciclaje.

Muchos de los espacios de la exposición usan materiales de origen reciclado o con sellos verdes. Muñoz destaca “el uso de cartón reciclado para las estructuras encargadas de distribuir el espacio, que han permitido un ahorro de hasta un 15% en la huella de carbono y han facilitado enormemente el montaje”. Se han usado piezas encontradas en desguaces y chatarrerías y se ha evitado el uso de plásticos o PVC.

Siempre que ha sido posible se ha utilizado iluminación LED o fluorescente y se ha evitado la luz halógena, mientras que los equipos audiovisuales de la exhibición cuentan con certificados de eficiencia energética. Por último, se han instalado detectores de presencia asociados a la iluminación para que no se desperdicie energía cuando no hay visitantes.

Muñoz explica que gracias a esto, la huella de carbono de la exposición es un 35% inferior a la de cualquier muestra en la que se apliquen las rutinas habituales.

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