Ciclo Espacio Madresfera
06.04.2020

Espacio Madresfera en casa. Cuando el cole sigue en el salón

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¡Hola, madresféricos! ¿Seguimos en casa? Seguimos. Es lo que nos toca por ahora. Pero mientras tanto, os acompañamos desde este rinconcito tan cuco, y soleado, este Espacio Madresfera en casa, donde analizamos con un poquito de humor algunos de los retos a los que, como familias, nos estamos encontrando estas semanas encerrados.

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[Foto: Jessica Lewis on Unsplash]

Y hoy estamos especialmente optimistas, al menos la que escribe, porque sí, por fin, nos han dado las vacaciones escolares de Semana Santa. Y digo NOS porque es un plural como una catedral. ¡Los padres también vamos a poder descansar! Y no porque estemos de vacaciones precisamente, sino porque lo de las tareas escolares se ha convertido para muchos en una pesada losa a añadir a este encierro.

Está claro que esta pandemia nos ha pillado a todos bastante regular, y que en todos los sectores va a dejar un “bonito” desaguisado, por no hablar del evidente y doloroso a nivel personal que todos sabemos. Pero sin querer entrar ni mucho menos en agravios comparativos y quedándonos en la esfera más doméstica, esto de seguir el colegio desde casa nos está pasando a casi todos por encima, como la famosa bola rodante de la peli de Indiana Jones y el Arca Perdida (solo que a nosotros sí que nos está arrollando pero bien, sin querer hacer mucho spoiler traidor).

Empezando por los grupos de whatsapp donde, por cierto, no solo se comparten bulos apocalípticos. Yo ya casi prefiero la noticia del meteorito que nos finiquitará a todos a finales de agosto antes que el hilo de 1245 mensajes en 1 minuto que se forma con un “¿Alguien sabe si hay que hacer el trabajo colaborativo sobre los visigodos?”. Como era de esperar, nadie sabe qué es eso, si va sobre los visigodos o los Reyes Católicos, en qué ppt nos lo han mandado, si es para el A, para el B o directamente para otro colegio, qué profesor/a es el responsable o si es para entregar después de vacaciones o es voluntario (yo siempre me quedo con que es voluntario). Pero todos entramos en pánico. Y con razón. Porque en muchas familias esto está siendo el caos. Y lo que en una situación de cole al uso cierras con un tajante “yo no gestiono los deberes de los niños” y “ya se apañará en clase”, aquí se convierte en un “sálvese quien pueda” y “si tienes impresora, ¿me sacas por favor, dos copias?”.

Si teníamos poca gynkana vital con sobrevivir esta crisis sin parangón que nos ha llegado en tan mal momento, encima tenemos que vérnoslas con la aventura de entender qué, cuándo y cómo se organizan las jornadas y tareas escolares de los niños: las que te llegan vía plataforma, las que te encuentras en cuatro o cinco blogs diferentes que los profes, con toda su buena intención, rescatan del 2015, a falta de uno que los domine a todos, como el Anillo Único. Las que te encuentras en alguna entrada de esas del 2015 con fecha de entrega de ayer (ups, se nos ha pasado, cariño), las que te cuelgan en el ppt que, oh sorpresa, resulta que están actualizando sin que tú lo supieras. Las que reciben por email los padres que estaban en la lista de correo, pero que 3 semanas después sigue estando incompleta, entre otras cosas porque hay padres que no miran el correo…

Y es que a la confusa organización en muchos casos hay que sumarle una circunstancia más grave si cabe, porque no se arregla con el tiempo: la brecha tecnológica y el acceso a Internet. Porque aquí estamos dando por hecho que todos, en casa, estamos conectados, con barra libre a Internet, con uno o varios dispositivos para los chiquillos, impresora y folios disponibles y lo que buenamente haga falta. Pero sobre todo, padres con tiempo, y concentración, para poder dedicárselo a nuestros retoños en esa búsqueda infructuosa del grial académico: la respuesta acertada al ¿qué tienes que hacer hoy?

Pero la realidad siempre supera a la ficción. Y entre las familias donde no hay ni internet ni se le espera, que los niños están al cargo estos días de otros familiares, o que el que está al cargo está solo/a ante el peligro con X niños, con sus tareas multiplicadas n veces, que no pueden seguir el programa académico de sus hijos… Nos encontramos con que ya le gustaría al mismísimo Indiana Jones enfrentarse con semejante reto.

Y ahora, en vacaciones, ¿mejor? Pues en teoría sí, porque por norma general no hay deberes así que con sobrevivir, que no se olviden de leer, y que disfruten jugando, muchos ya nos conformamos. Que terminarán las vacaciones y volverá la incertidumbre para padres, estudiantes y profesores: cómo seguirá el curso en estas condiciones, si será mejor aparcarlo cuanto antes como reivindican maestros como Elvira del blog Atención Selectiva, si el aprobado general también nos lo darán a los padres, o si seremos capaces entre todos de encarrilar este tren por el bien de nuestros hijos.

Nos gustaría tener más soluciones en este caso, pero no queda otra que armarse de paciencia, de priorizar las necesidades en cada hogar, y también, agradecer a nuestros maestros y colegios sus esfuerzos para adaptarse y acompañar desde la distancia a los alumnos, y por supuesto, también aplaudir a nuestros hijos/as, los que han visto cómo de un día para otro se quedaban sin su mundo, sin sus amigos, sin poder moverse fuera de casa, y con las mismas obligaciones escolares. Y se adaptan resignados, mejor incluso que nosotros.

Pero ahora, a descansar lo que se pueda, a comer muchas torrijas y a afrontar cuando llegue “la vuelta al cole” con paciencia y con nuestra máxima de estos días: haremos lo que podamos. Tanto ellos como nosotros.

Ánimo, ¡que ya queda menos!