¿Por qué aceptamos cookies sin leer? ¿Por qué usamos la misma contraseña para todo? Una nueva exposición en Espacio Fundación Telefónica nos invita a hacer una pausa y preguntarnos qué huella dejamos en la red.
Fotos: Ricardo Domingo.

Fotos: Ricardo Domingo.

Desde hoy, 20 de noviembre, y hasta el 3 de mayo de 2026, la planta 4 de Espacio Fundación Telefónica acoge Hoy es un buen día para hablar de derechos digitales, una exposición que nos confronta con nuestros hábitos digitales de una manera tan cercana como reveladora. Porque, seamos honestos, ¿cuántos de nosotros hemos compartido fotos de nuestras vacaciones, aceptado términos y condiciones sin leerlos o dado likes en modo automático sin pararnos a pensar en las consecuencias?
Esta muestra, comisariada por Fundación Telefónica y el colectivo artístico Domestic Data Streamers, forma parte del Observatorio de Derechos Digitales, una iniciativa de Red.es adscrita al Ministerio para la Transformación Digital y de la Función Pública. Su objetivo es claro: despertar la conciencia sobre cómo nuestras decisiones y comportamientos transforman el espacio digital y abrir el debate sobre cómo construir un ecosistema más seguro y responsable.
A través de más de 20 piezas contemporáneas de artistas nacionales e internacionales, la exposición nos sumerge en siete ámbitos fundamentales que abarcan varios de los 21 derechos digitales recogidos en la Carta de Derechos Digitales. El viaje comienza con la instalación «Present Shock III» de United Visual Artists, acompañada por el sonido de Robert del Naja (miembro fundador de Massive Attack), que nos arroja a la vorágine informativa actual, simbolizando esa sobrecarga de información que caracteriza nuestra era.
La libertad de expresión y la información veraz se exploran a través de obras como «Online Hate Speech» de Domestic Data Streamers, donde tres martillos golpean una pared cada vez que se utilizan palabras de odio en Twitter, haciendo visible y audible la violencia digital. «Madrid Unfiltered – TikTok and the Emerging Face of Culture» nos sumerge en la diversidad de voces de TikTok, mientras que «Blacklists» de Disnovation.org evidencia las censuras invisibles que existen en la red.
El derecho a la privacidad cobra protagonismo con piezas como «Thousand Little Brothers» de Hasan Elahi, que narra la historia real de este artista que decidió documentar cada detalle de su vida en internet tras ser investigado erróneamente por el FBI. «The Follower» de Dries Depoorter cruza grabaciones de cámaras públicas con publicaciones de influencers en Instagram, cuestionando nuestra percepción de la privacidad. Y «Forgot your password?» de Aram Bartholl presenta ocho volúmenes impresos con 4,7 millones de contraseñas filtradas, mostrando la facilidad con la que nuestros datos pueden quedar expuestos.
La identidad digital se analiza con obras como «The NeuroRights Arcade», que permite experimentar cómo la tecnología puede leer nuestra actividad cerebral, o «DatAstral», un consultorio astrológico que nos asigna una de las 12 personalidades digitales según nuestro comportamiento online.
La exposición también se adentra en el derecho a la explicación y la decisión humana en la era de la inteligencia artificial. «Decoding Bias» de Theresa Reiwer presenta ocho modelos de IA en una terapia grupal para liberarse de algoritmos discriminatorios, mientras que «Data Violence» convierte los prejuicios algorítmicos en una experiencia tangible.
El derecho al olvido y la herencia digital nos enfrenta a dilemas sobre qué ocurre con nuestros datos cuando ya no estamos. «Digital Afterlife» de Marta Galindo García nos invita a reflexionar sobre el destino de nuestros datos personales tras el fallecimiento, y «Synthetic Memories» utiliza inteligencia artificial generativa para recuperar recuerdos visuales perdidos.
El trabajo digno en el entorno digital se revela a través de «The Bots» de Eva & Franco Mattes, que explora el trabajo oculto de los moderadores de contenido en redes sociales, o «The Flemish Scrollers» de Dries Depoorter, que documenta a parlamentarios belgas desviando su atención hacia el móvil durante las sesiones.
Por último, el acceso a internet como derecho fundamental se presenta con el «Mapa de la desigualdad», que visualiza la brecha digital global, y «Solar Protocol», una red de servidores alimentados por energía solar que propone una navegación más sostenible.
Uno de los aspectos más participativos de la exposición es que invita a los visitantes a tomar partido a través de dilemas reales y a plasmar su opinión mediante códigos QR. Todas estas aportaciones se recogen en un manifiesto colectivo que se genera en tiempo real, a modo de poema sobre el futuro digital deseable. Porque, como bien nos recuerda la exposición, los derechos digitales no son solo cosa de plataformas o legisladores: nos apelan y comprenden a todos.
La muestra culmina con un espacio dedicado a los deberes digitales, invitando a la corresponsabilidad y a la acción colectiva a través de recomendaciones prácticas que todos podemos aplicar en nuestro día a día digital.
Esta exposición se suma a otras actividades que Fundación Telefónica ha desarrollado en el marco del Observatorio de Derechos Digitales, como la publicación de la revista TELOS 128, dedicada íntegramente a este tema con autores de la talla de Michael Ignatieff, Carme Artigas o Rafael Yuste; la plataforma Seres Digitales, donde consultar los derechos digitales de manera cercana y divulgativa; y el ciclo de Derechos Digitales realizado en nuestro espacio, abordando temáticas como la identidad digital, la manipulación informativa o los sesgos algorítmicos.
Hoy es un buen día para hablar de derechos digitales puede visitarse de manera gratuita en la planta 4 de Espacio Fundación Telefónica hasta el 3 de mayo de 2026. Porque si vamos a dejar nuestra huella digital, al menos sepamos por dónde pisamos.