04.09.2024

Isidoro Valcárcel Medina: “La palabra y el efecto sorpresa, el valor artístico de Conversaciones telefónicas”

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Isidoro Valcárcel Medina, nacido en Murcia en 1937, es un pionero del arte conceptual en España. Desde sus inicios, sus obras rompen con los esquemas convencionales, alejándose de las tendencias y del enfoque comercial, para centrarse en la creación de situaciones, intervenciones y acciones que trascienden el objeto artístico.

Al comienzo de su trayectoria, se vio influido por el informalismo, el constructivismo y el minimalismo, entrando más tarde en contacto con el movimiento Fluxus y neodadá que marcarían su definitivo acercamiento hacia el arte conceptual. Este compromiso con un arte auténtico y no comercial le valió el Premio Nacional de Artes Plásticas en 2007 y el Premio Velázquez en 2015.

En la exposición ‘Miradas que comunican’, abierta hasta el 12 de enero en la cuarta planta de Espacio Fundación Telefónica, podrás encontrar Conversaciones telefónicas (1973), una obra de arte conceptual que recoge las llamadas que Valcárcel Medina realizó a múltiples desconocidos para ofrecerles su nuevo número de teléfono y grabar así sus reacciones.

Hablamos con Isidoro Valcárcel Medina sobre su obra, su proceso artístico y la relación entre tecnología y arte.

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¿En qué consiste Conversaciones telefónicas?

Pues, simplemente, en llamar a gente desconocida. Cuando me pusieron el teléfono en casa me propuse empezar a llamar, pero no solo a los conocidos, sino a gente ignota para ofrecerles mi número como contacto. ¿Por qué? Pues porque nadie conocía mi número, puesto que acababan de ponerlo.

Les llamaba para preguntarles si querían tener mi número de teléfono. La gente habitualmente respondía: “¿Usted quién es?”, “¿Para qué quiero su número?” o “¿Por qué me llama a mí?”

Con este punto de partida era posible que se estableciese no una conversación, pero sí un pequeño coloquio.

¿Por qué consideró el teléfono como un arte en sí mismo?

Tengo una teoría un tanto incómoda. Creo que no es que todos seamos artistas, sino que el arte es la vida misma.

Hay instituciones culturales y artísticas que no conciben o cuestionan la vida como expresión del arte, empeñándose en establecer una relación institucional, comercial, etc. Pero el arte es una cosa ordinaria, al alcance de todos.

Ahora que la tecnología y el arte van de la mano, ¿cómo cree que evolucionarán?

La tecnología puede ser útil en un momento dado o absolutamente inútil cuando es impuesta como algo necesario.

¿Qué recuerdo permanece en su memoria de cuando creó Conversaciones telefónicas?

Recuerdo que una mañana me instalaron el teléfono. Ansiaba tenerlo porque vivía en un barrio del extrarradio de la ciudad. ¡Qué ganas tenía de tener ese artefacto!

Quería empezar a usarlo y pensé: “¿por qué no hacer una obra de arte con esto, una que nadie va a considerar como tal?”

Entonces me dije: “Bueno, mañana empiezo a llamar a gente”. Cuando comencé, cogía la guía de teléfono, buscaba un número que me gustaba, el 2273540 por ejemplo, y llamaba.

¿Requisitos dentro del mundo del arte para que esto fuera una obra? Cero. La palabra del ser humano y nada más. Bueno y, claro, estaba la sorpresa. Y, sobre todo, que nadie llama a desconocidos para darles su teléfono.