Espacio Fundación Telefónica recibe a Cristina Morales el 15 de enero para hablar de su libro Lectura Fácil. Con él ha ganado el Premio Herralde de Novela 2018 y con él nos ha dejado sin respiración. Hablamos con la autora para desgranar un poco más sobre la novela y sus protagonistas.
Lectura fácil es un libro duro, intenso, pero también certero y por ello necesario. Es un niño pequeño diciéndote verdades como puños al que no puedes regañar [ya sabemos que los niños siempre dicen la verdad…]. Sus protagonistas son cuatro mujeres discapacitadas intelectuales que viven en un piso tutelado en Barcelona. A través de sus perfiles, Morales hace un crítica radical al sistema. Podemos escandalizarnos, echarnos las manos a la cabeza, patear o abrir la boca como si fuera lo más sorprendente del mundo, pero Nati, Ángeles, Patricia y Marga nos dan una serie de lecciones vitales.
Las cuatro protagonistas de Lectura fácil se atreven a decir lo que muchos pensamos pero no nos atrevemos, ¿son un escudo?
No son un escudo porque yo no me tengo que proteger de nada. La literatura es una forma de comunicación de un mensaje o una forma de entender la realidad como la religión o la ciencia, que también es una manera de creación de conocimiento o de lanzamiento de opiniones acerca del mundo. De la misma forma, así es el arte.
¿Cómo surgió la novela y cómo nacieron sus cuatro protagonistas?
Surgió por la necesidad de hacer una especie de examen de la metodología con la que se enseña danza en la actualidad en lugares no profesionalizados, como pueden ser centros cívicos o algunos lugares comunitarios. En estos lugares no es tan importante la pericia sino valores más de tipo social. Yo diría que la novela nace de una intención de crítica de arte.
«Tener cuatro visiones de cuatro personajes tutelados por la administración pública me permitía tocar puntos de vista sobre un mismo tema»
¿Cómo ha sido ese proceso de creación literaria para establecer una novela coral con cuatro protagonistas que a priori tienen perfiles parecidos?
Las cuatro protagonistas eran necesarias para poder crear una visión más caleidoscópica de una misma realidad, la de una gran ciudad como Barcelona en el tratamiento de las personas que son tachadas de “diferentes”. Eso de tener cuatro visiones de cuatro personajes tutelados por la administración pública me permitía tocar puntos de vista sobre un mismo tema. Cada protagonista enfoca su opresión desde un lugar diferente.
En cuanto al método literario, hago pequeños esquemas a lo largo de la escritura sobre cómo va a ir. Estos esquemas son los que me indican a dónde voy a llegar o a dónde quiero ir con cada protagonista o qué situaciones las quiero colocar.
Para esta novela en concreto me he documentado mucho. No solo leyendo, sino también en propio cuerpo: asistiendo a ese tipo de clases de danza de las que te hablaba antes.
¿Es Lectura fácil un ejercicio de darle voz [en este caso voces] al marginado entre los marginados?
No me interesa en absoluto darle voz a nadie. Creo que solo hablo por mí misma. No intento representar a nadie ni colocarlo en la posición de hablar por boca de otro. Estos son personajes excepcionales y no representan a ninguna persona de la realidad. De hecho, en la realidad, cada persona tendrá su modo de expresarse y si no lo tiene ya buscará un modo de hacerlo, pero yo no me coloco como dadora de voz ni representante de nada.
¿Faltan novelas de este tipo? Se lleva mucho la burguesía en la literatura y en el arte en general, pero poco esos personajes de El Lazarillo de Tormes o Los Santos Inocentes.
Es verdad que es difícil que los escritores y escritoras de hoy se acerquen a la realidad de este tipo de personajes porque están sistemáticamente invisibilizados. Todo el mundo suele escribir sobre aquello que conoce o de su realidad más circundante.
Las personas que son tachadas con discapacidad intelectual están confinadas en residencias o en las casas familiares y tuteladas hasta en la ropa que se ponen. Y más en las grandes ciudades donde este confinamiento es más visible que en los ámbitos rurales donde al ser zonas más pequeñas se conoce más la situación del vecino.
Creo que esta falta de acercamiento a estas realidades personales no es casual, corresponde a algo bien estructural. Estas personalidades se corresponden con algo que está fuera, fuera de los ámbitos de la cultura, de los ámbitos del pensamiento, del arte, de la política…
El título viene del método para discapacitados Lectura Fácil. De hecho, una de sus protagonistas, Angels, escribe una novela por WhatsApp a través de este método.
La Lectura Fácil es un modo de creación de textos literarios y periodísticos, una adaptación de este tipo de textos en realidad. La creación de estos materiales, en el 99% de los casos, no suele hacerse por personas con discapacidad intelectual sino que es algo que se realiza por los llamados “capaces”. Es decir, es un método ingeniado por las personas que se dedican a tutelar a las personas con discapacidad para hacerles llegar determinados contenidos. Así, aunque en la novela hay un personaje con discapacidad intelectual que escribe sus memorias en Lectura Fácil, es en realidad un desafío para la Lectura Fácil.
Desde luego, la parte que he escrito en Lectura Fácil ha sido para mí muy difícil. No está al alcance de todos y tiene unas reglas muy estrictas.
«Convertir al opositor político más lúcido, pero también más radical, en una persona con discapacidad intelectual, podía dar la pista al lector de que la oposición política está tratada como una tara»
Cuanto más grado de discapacidad tienen las protagonistas, mayor es su grado de insumisión. El ejemplo claro es Nati, con un 70% de discapacidad. ¿Crees que vivimos totalmente alienados y Lectura fácil es una manera de hacernos abrir los ojos e invitarnos a revelarnos?
Que fuera la protagonista con mayor discapacidad intelectual aquella que no tolera ni el mínimo abuso era algo que a mí me servía para hablar de la radicalidad política en nuestros días. La radicalidad política, no ya defendida por personas que están tachadas administrativamente con discapacidad intelectual, está poco menos que patologizada, ya que [estas personas] están ya duramente reprimidas por parte del poder o del aparato represor.
Me pareció que poner el foco en convertir al opositor político más lúcido, pero también más radical, en una persona con discapacidad intelectual, podía dar la pista al lector de que la oposición política está tratada como una tara, del mismo modo que está tratada como una tara social toda aquella persona que padece una discapacidad intelectual.
La novela es, entre otra muchas cosas, un grito contra la sociedad patriarcal, ¿ha sido premeditado o es algo más visceral?
Yo visualicé un poco los temas de los que quería hablar: la crítica a la sociedad patriarcal, más concreto heteropatriarcal, y también al capitalismo se tocan en el fanzine que incluye el libro.
De hecho, para mí había como tres vectores o temas a diseccionar en el fanzine, que es la parte más ensayística de la novela: el machismo de la sociedad, el neoliberalismo y el fascismo, tal y como el fanzine los despliega.
Los despliega a efectos pedagógicos, no porque sean tres cosas diferentes, sino que son tres cosas que se encuentran ubicuas en el día a día y en la sociedad. Lo más complejo es la construcción de esas opresiones que parecen unívocas, que parecen tan cotidianas que ni nos damos cuenta de que están ahí.
El día 15, el día de la presentación, además de la novela estará a la venta una edición extendida del fanzine que incluye la novela. Hay 30 páginas pero existe una versión extendida y completa, que es la original, con 100 páginas y que todos estos temas se profundizan mucho mejor.
El conflicto que planteas en el libro deja al lector con la boca abierta. Se trata de la esterilización de una de las protagonista. ¿Es hora de enfrentarnos al fin a grandes problemas y debates dentro de la literatura que no se están tratando fuera?
La eugenesis o eugenesia de las personas con discapacidad intelectual es algo no está en el debate de actualidad y sobre todo que es una medida particularmente machista porque se hace mayoritariamente en un 90 o 99 por ciento de mujeres. No se esteriliza igual a un número de mujeres con discapacidad intelectual que a un número de hombres.
La razón es la misma a la que aludía antes: es un tema invisible. Son personas que son tan marginales, que se mueven en ámbitos de la vida que están tan alejados de la centralidad del discurso, de lo que mueven el poder, que ni se nos pasa por la cabeza que existan prácticas eugenésicas sistemáticas contra ciertas personas y, en concreto, contra ciertas mujeres. Tampoco la violencia que con ello comporta.
¿La literatura puede servir para alumbrar estas zonas de oscuridad? Pues yo creo que sí. A mí las novelas que me gustan leer son aquellas que me revelan partes del mundo que en mi día a día no sería capaz de ver.
Por Ylenia Álvarez