Le costó cien años, pero hoy en día nadie duda que Ada Lovelace es la madre de la programación informática. Sus contribuciones a la máquina analítica de Charles Babbage le han asegurado un lugar en la historia del progreso científico-tecnológico, pero no es la única Ada en haberlo conseguido. Existe otra, nacida en 1983, y que aún hoy en día sigue en activo y trabajando en el ámbito de la seguridad informática: el ADA Programming Language.
El doble de la primogénita de Lord Byron es un lenguaje de programación encargado por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos. Éste, durante la década de 1970, gastaba una ingente cantidad de su presupuesto en multitud de lenguajes, alrededor de 450, y distintos tipos de software. Cansados de esta situación, decidieron que era el momento de unificar todos esos lenguajes en uno solo, para lo que se abrió un concurso al que accedieron cuatro equipos. La compañía CII Honeywell Bull, bajo la dirección de Jean Ichbiah, fue la elegida y tuvo el honor de desarrollar el lenguaje ADA, nombre propuesto por el comandante de la marina estadounidense Jack Cooper en honor a Lovelace y cuya aprobación fue unánime. El manual de referencia estándar de ADA recibió el nombre de MIL-STD-1815, en honor al año de nacimiento de la portadora del nombre original.
ADA atrajo mucha atención durante sus fases de desarrollo en la comunidad de programación, si bien en sus primeros años de vida sería criticado por su complejidad y aún falta de fiabilidad. A pesar de ello, el lenguaje se llegó a ver como una propuesta que podría convertirse en dominante y extenderse más allá de aquellas operaciones relacionadas con la seguridad. En este último ámbito, ADA fue de uso obligatorio en el Departamento de Defensa de Estados Unidos de 1991 a 1997. En la actualidad, esas primeras predicciones se han convertido en realidad y este lenguaje de programación no se usa sólo en aplicaciones militares, ya que lo podemos encontrar en proyectos comerciales como la aviación, la sanidad, el transporte público, empresas financieras y otros espacios industriales que requieren de software que garantice el menor número de fallos internos.
De este modo, por ejemplo, cuentan con ADA los sistemas de lanzamiento de cohetes Ariane 4 y 5, satélites y otros sistemas espaciales. También dependen de la misma todo el Sistema Automático de Tráfico Aéreo Canadiense, escrito en un millón de líneas de ADA, el sistema de señalización ferroviaria destinado a líneas de alta velocidad de Francia o los metros suburbanos de París, Londres, Hong Kong y Nueva York. Quizás la próxima vez que tomemos un vuelo hacia Vancouver debamos detenernos un momento en agradecer a Ada (Lovelace) por nuestros portátiles y smartphones, que harán el viaje más ameno, y a ADA (el lenguaje) por llegar a tiempo a nuestro destino.