31.03.2016

El Paisaje Técnico de Pablo Valbuena

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Kinematope [paisaje técnico] es la instalación que el artista visual Pablo Valbuena ha desarrollado para una de las salas del Espacio Fundación Telefónica. Un circuito de luz y sonido que recorre el falso techo de la galería delineando los trescientos metros de cableado que distribuyen electricidad por la sala y resultan vitales para su funcionamiento. La intervención revela un paisaje de instalaciones que, a pesar de su relevancia funcional, se encuentra habitualmente oculto a la vista del espectador.

Hablamos con el artista sobre su nueva obra, sobre la luz y el sonido, sobre el tiempo y el espacio.

Esta pieza forma parte de tu serie Kinematope. ¿Por qué el subtítulo de ‘Paisaje Técnico’?

Esta obra, dentro de la serie Kinematope, ha sido una respuesta a la petición del propio espacio de Espacio Fundación Telefónica. El elemento que más me llamó la atención fue este techo técnico que está oculto y que de primera mano entras y no ves, puesto que toda la iluminación está enfocada a todos los objetos que allí se exponen. El elemento más llamativo para mí es toda esa maraña de cables con apariencia de abandono donde hay estructuras que no se ven normalmente. Ese conjunto está expresamente oculto también por una malla metálica. También los pilares me llamaron mucho la atención. A través del techo también trabajo de alguna manera con los pilares. Realmente mi trabajo ha sido coger ese elemento, el techo, y potenciarlo de alguna manera.

Es la primera vez que se muestra esta sala diáfana. ¿Qué te ha parecido lo más interesante a la hora de trabajar en ella? ¿Cómo influye el espacio expositivo en la creación?

Cada espacio es especial en sí mismo. Yo lo que he intentado es generar respuestas en forma de obras que solo tengan sentido en cada espacio. En este caso he trabajado con ese techo técnico, ese paisaje técnico. Cada obra es especial ya que responde a unas especificidades muy concretas del espacio y, en ese sentido, cada obra surge de una manera diferente. En este caso lo más interesante ha sido tener un espacio de unas dimensiones importantes, pero interior, donde puedes ejercer cierto control. Puedes controlar cómo entra la gente, cómo circula, qué cantidad de gente entra…

¿Cómo interviene la luz en esta instalación?

En la obra lo que hemos hecho es delinear, dibujar todas las líneas eléctricas principales que están distribuidas a lo largo de todo el espacio. E introducir en esas líneas eléctricas una línea de luz y de sonido, y empezar a trabajar con esa línea casi como si uno estuviese dibujando. Convertir toda la sala en una especie de proyector de cine, y de pantalla de cine todo a la vez, donde escoger esa idea cinematográfica del aparato cinematográfico de un proyector que emite luz, que pasa a través de una película que está en movimiento y que genera una proyección.

Esta obra yo la interpreto como una película dentro del espacio. Como una película que no tiene lugar en una pantalla, sino que sale de la pantalla de cine y tiene lugar en el espacio en que nos movemos, andamos, nos relacionamos.

¿Y el sonido?

Lo que tiene esta pieza de especial es que hay un tratamiento de la luz y del sonido al mismo nivel. Trato el sonido para definir espacio, no para definir una narrativa. Estamos acostumbrados a pensar en el sonido com una melodía, como una narrativa, una canción que genera una serie de sensaciones, y a menudo nos olvidamos del ruido, de la característica que tiene el sonido de definir espacio.

Cuando entras a un espacio, el sentido de al vista es el que más te ayuda a orientarte, pero el sonido también. Puedes saber si estás en un espacio grande o pequeño simplemente cerrando los ojos y escuchando. Esta pieza recupera esa idea de sonido espacialmente. Lo que hemos hecho ha sido generar una especie de módulo donde la luz y el sonido se tratan de igual modo. Hay un LED que es el que hace ese fotograma y genera unas sombras, y a su lado hay un altavoz, que genera el sonido. Por cada LED hay un altavoz. Ves la luz desplazándose y la escuchas desplazándose.

¿Cuál es el proceso para crear una obra de estas características?

El proceso de trabajo es especifico y tiene mucho que ver con el espacio, una vez más. A menudo son procesos que tienen mucho que ver con la idea de proyecto. Tú produces conceptualmente todo el ideario, toda la obra antes de haberla realizado. Este espacio se convierte en tu propio estudio, donde hemos trabajado, encontrado cosas, aplicado las ideas que teníamos y viendo que algunas no funcionan. Hemos descubierto, por ejemplo, toda la malla de rejilla que está entre los conductos y el espacio. Es un elemento que no habíamos tenido en cuenta y finalmente resulta uno de los elementos principales: toda la malla se proyecta siempre creando un patrón y también genera una pantalla intermedia.

Dices que tu material de trabajo son dos variables en especial. ¿Por qué esa obsesión por el tiempo y el espacio?

Yo la práctica artística la veo como una investigación. El espacio y el tiempo son temas que a mí me interesan e investigo sobre ellos. El fruto de esa investigación, o el resultado, o la manera de contar, explicar o transmitir esas ideas, es la propia obra.

Se fabrican piezas expresamente para cada obra, son piezas customizadas y tu firma va en esa pieza, ¿puedes explicarnos por qué? ¿Podemos considerarlas una parte ‘material’ de la obra?

El hecho de firmarla o no firmarla es más por tenerlas localizadas. No es importante. Lo que sí es importante es que en este proyecto la idea ha estado siempre bastante clara: trabajar con las líneas eléctricas y con el techo técnico. Eso ha llevado a trabajar con la luz y con el sonido como iguales y eso nos ha llevado elaborar técnicamente unos módulos que no existen. No existe electrónica que integre luz y sonido de esa manera.

Ha sido complicado encontrar un fabricante que pueda afrontar o que entienda la necesidad de afrontar eso, no es fácil. Lo que me interesa de la obra es que el proceso ha generado nuevos puntos de vista en ámbitos que en principio no tienen que ver con el arte. Eso es interesante, cómo el arte puede detonar en la gente que ha trabajado en el proyecto una serie de cuestiones, una apertura a entender el sonido de otra manera. Volvemos a la idea del arte como investigación.

¿Qué se va a encontrar la gente cuando venga?

La pieza dura alrededor de 20 minutos. Son diferentes escenas, está articulada casi en los actos de una representación teatral.

Yo lo veo como diferentes ritmos que va marcando la pieza. Algunos de ellos trabajan con luz y sonido, otros trabajan exclusivamente con luz. Hay algunas que están fijas, que son más lineales; hay otras que son generativas, que van a trabajar sobre la misma idea, pero es un programa que cada día elige valores aleatoriamente y genera una parte de esa pieza diferente cada día.

Hemos trabajado aproximadamente con 300 metros de luz y sonido. Hay como 2.200 o 2.300 puntos de luz y sonido para generar la sensación de continuidad y todo está controlado por un ordenador. Hemos tenido que escribir todo el código que controla la pieza. Hemos creado un programa que controle la pieza de la manera que nos interesa controlarla. Es una obra interesante porque genera modos de trabajar que antes no existían.

Por Víctor Navarro y Adriana Herreros

Valbuena nos brinda la posibilidad de ver como nunca antes la sala de este icónico edificio construido en 1929 como sede de Telefónica. La luz, algo en lo que no reparamos normalmente, un elemento que no deja huella, que no mancha, se convierte aquí en la herramienta que utiliza el artista para abrirnos la posibilidad de experimentar el espacio de un modo totalmente distinto. Como si la luz lo transformase e hiciera aflorar a la realidad aquello que normalmente no somos capaces de apreciar, el observador es transportado a un espacio y tiempos virtuales, manteniendo a la vez lo real.

Podrás visitar la exposición Kinematope [paisaje técnico] en la cuarta planta del Espacio Fundación Telefónica hasta el 15 de mayo de 2016.