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Taller La historia del hombre que no tenía pies
Un taller de dibujo con modelo vivo para potenciar en el niño el dibujo con vida.
Un taller de dibujo con modelo vivo para potenciar en el niño el dibujo con vida.
Se trata de crear un taller de dibujo con modelo vivo para así potenciar en el niño el dibujo con vida; enseñar a observar, a mirar el cuerpo humano con el respeto que se merece, como un ser humano y no simple materia. El cuerpo al estar vivo posee energía interna hace que el niño entre en un proceso de observación cercana a la meditación: su mirada adquiere una dimensión más profunda en su dibujo. El proceso se acerca a la performance, ya que se potencia en el niño su mirada hacia el espectáculo: el cuerpo en escena, siendo ellos también parte activa del espectáculo en el proceso de su acción de dibujar, ofreciendo su visión en el papel.
La modelo posa sobre una mesa en forma de escenario y los niños por medio de ejercicios realizan dibujos en diferentes tiempos. Los ejercicios que realizan sirven para desarrollar su creatividad multidisciplinar partiendo del acto de dibujar: imaginan espacios desarrollando así su memoria, la creación literaria en forma de historias y ejercicios de transformación en los que el modelo cambia de apariencia agilizando así la imaginación de los niños en tiempos cortos.
Imparte el taller Carmen La Griega
Hace mucho tiempo existía un hombre de origen oriental de no tenía pies, su mirada era diferente a todos los demás ya que traspasaba con su mirada los cuerpos que veía, era capaz de ver el cielo en el interior del cuerpo, triángulos de colores en el interior de las personas y representar las emociones de sus amigos con sólo negro, blanco y gris. Un día un hombre vestido de traje le preguntó “¿y cómo eres capaz de ver más allá que los demás?, cuéntame tu secreto y yo te devolveré los pies que te faltan”. El hombre oriental al oír estas palabras le contestó: “porque me gusta escuchar, me gusta saborear y me gusta mirar a mi alrededor; es por ello por lo que siempre tengo una sonrisa en mi rostro y es por ello por lo que puedo mirar más profundamente a mi alrededor aunque como un árbol no puede moverme del lugar por mucho tiempo”.
El hombre del traje negro se inclinó hacia los pies del hombre oriental y suavemente le puso unos pies a los que ató unas botas dándole desde aquel momento la posibilidad de caminar y así poder moverse por el mundo enseñando a los demás el secreto de su mirada.
El período de inscripción se abrirá 3 semanas antes del taller, no se aceptarán solicitudes antes de esa fecha. La dinámica de inscripción será a través de un correo electrónico a educacion.espacio.fundaciontelefonica.com indicando la actividad, el nombre de los participantes y teléfono de contacto.
Imagen: Juan Muñoz, Chino frotándose las manos. Colección Telefónica.