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Exposición Hedy Lamarr y el Sistema Secreto de Comunicaciones
¿Qué relación hay entre el cine del Hollywood clásico y las telecomunicaciones de la Segunda Guerra Mundial? Adéntrate en la emocionante vida de Hedy Lamar.
¿Qué relación hay entre el cine del Hollywood clásico y las telecomunicaciones de la Segunda Guerra Mundial? Adéntrate en la emocionante vida de Hedy Lamar.
Desde el 5 de noviembre de 2013 hasta el 6 de abril de 2014, el Espacio Fundación Telefónica acogió una muestra sobre la figura de Hedy Lamarr, actriz, ingeniera e inventora nacida el 9 de noviembre de 1914 en Viena. Esa misma fecha se celebra el Día Internacional del Inventor como conmemoración a los grandes avances en el campo de las telecomunicaciones que permitió este invento desarrollado por Lamarr, únicamente reconocida en su día como “la mujer más bella de la historia del cine”.
Esta fue la tercera efeméride que el Espacio Fundación Telefónica pone a disposición del público en el marco de la Historia de las telecomunicaciones, y en donde imágenes, reproducciones y programas de mano de algunas de sus películas se exhibieron junto a piezas cedidas en préstamo por el Museo Naval de Cartagena y el Centro de Documentación Musical de Andalucía.
Hedy Lamarr: el mito
Una mujer de extraordinaria belleza, un compositor considerado en su época como el “enfant terrible” de la música. El Hollywood dorado de los años 40, la Segunda Guerra Mundial, una patente mantenida en secreto, el régimen nazi avanzando por Europa, un fabricante de armas y una huida hacia los Estados Unidos desde la Alemania de Hitler.
Todos estos elementos parecen sacados de una película y sin embargo, componen una historia real. La de Hedy Lamarr y George Antheil, quienes patentaron en los años 40 un invento cuyo fin permitiría teledirigir torpedos en las batallas navales de la Segunda Guerra Mundial.
Su idea, mantenida en secreto por el ejército, acabó convirtiéndose en la precursora de la tecnología que se utiliza hoy en día en las comunicaciones inalámbricas de los teléfonos móviles, los sistemas gps y la tecnología wifi.
Vida y trabajo
El 9 de noviembre de 1914, en Viena, nacía Hedwig Eva Maria Kiesler. El icono de glamour y la sofisticación de los años 40, una mente privilegiada. Estudió idiomas, música y danza desde los cuatro años, y comenzó los estudios de ingeniería pero su carácter decidido e inigualable belleza le llevaron a los escenarios teatrales de Berlín, desde donde saltó a la gran pantalla. Con Éxtasis alcanzó la fama al protagonizar las escenas más controvertidas y comentadas de la época: era la primera actriz que aparecía totalmente desnuda. Llegó a Hollywood ya convertida en Hedy Lamarr, y compartió guión con Charles Boyer, Clark Gable, Lana Turner o Jimmy Stewart.
Años 40 del siglo XX, II Guerra Mundial. El régimen nazi avanzaba triunfante por Europa y Hedy Lamarr, que había retomado sus estudios convirtiéndose además de una afamada actriz en ingeniera de telecomunicaciones, quería ayudar en la lucha contra Hitler.
Ofreció su colaboración al gobierno estadounidense para el desarrollo de investigaciones científicas en busca de avances armamentísticos, pero la cooperación que esperaban de ella era bien diferente: aprovechar su fama y su belleza para ayudar en la venta de bonos de guerra y convertirse en imagen de posters propagandísticos. Aquel que comprara veinticinco mil dólares conseguiría un beso de la actriz; Lamarr logró vender siete millones de dólares en bonos de guerra en una única noche.
El Sistema Secreto de Comunicaciones
Sin embargo, Hedy Lamarr era mucho más que el icono de glamour y belleza de la época. Fue en su mismo entorno, en Hollywood donde, en 1941, conoció en una fiesta al músico y compositor George Antheil. Los dos inventaron su “Sistema secreto de comunicaciones”. La idea consistía en teledirigir torpedos –que por aquel entonces no contaban con ese avance– para conseguir que impactaran en los objetivos enemigos y ayudar así a la victoria aliada. Consiguieron la patente el 11 de agosto de 1942, y la cedieron gratis al ejército de los Estados Unidos, que no la puso en práctica. Aun así, decidió mantenerla en secreto y desarrolló varios programas de investigación sobre la idea de Lamarr.
En la II Guerra Mundial, aunque se conocía el control remoto, no se usaba para dirigir proyectiles porque las señales de radio utilizadas para guiarlos eran relativamente fáciles de descubrir y, por tanto, de bloquear. El “Sistema secreto de comunicaciones” de Lamarr y Antheil permitía proteger esas señales, cambiando su frecuencia de transmisión continuamente. La señal para guiar el torpedo saltaría de una frecuencia a otra, haciendo imposible su detección y bloqueo. Propusieron para ello algo similar a los rollos de una pianola: Antheil ya los había utilizado para su famoso concierto “Ballet mecánico”. .
Con la llegada de la electrónica, los investigadores sustituyeron los rollos de pianola propuestos en un principio por sistemas electrónicos que permitían poner en práctica el salto aleatorio de frecuencia entre dispositivos ideado por Lamarr y Antheil. Su Sistema secreto de comunicaciones se conoce hoy en día como “salto de frecuencia”: cambiar repetidamente de frecuencia durante una transmisión de radio para minimizar interferencias o su intercepción no autorizada. En la actualidad este salto de frecuencia forma parte de un grupo de soluciones en telecomunicación denominado sistemas de espectro expandido que se utilizan en las comunicaciones inalámbricas, en las redes wifi y las comunicaciones con móviles.
Un reconocimiento póstumo
“Thank God for Hedy Lamarr”, esas fueron las palabras de Cecil B. DeMille, director de Sansón y Dalila, una vez terminó el rodaje de la película que Hedy Lamarr protagonizó en 1949. Y no le faltaba razón: con el tiempo la tecnología patentada por Lamarr y Antheil ha demostrado ser la solución esencial para la comunicación secreta vía radio y para compartir el creciente número de canales de radio ocupados.
En 1998 la Electronic Frontier Foundation concedió a Hedy Lamarr y George Antheil el Premio Pionero de ese año, reconociendo su contribución fundamental en el desarrollo de las comunicaciones basadas en ordenadores. Antheil murió sin conocer su aportación a la tecnología que hoy disfrutamos. Lamarr no fue a recoger el premio otorgado tan tardíamente. Esta exposición les rinde homenaje a ellos dos y sobre todo a aquellas mujeres inventoras cuyo nombre no ha sido reconocido por la historia.
Con la colaboración del Museo Naval de Cartagena y del Centro de Documentación Musical de Andalucía