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Las Strandbeest o «bestias de playa» son unas peculiares esculturas cinéticas que pueden observarse en dos ámbitos: desplazándose autónomamente por las playas holandesas, su hábitat natural, o en salas expositivas de todo el mundo. Trece de estas bestias se encuentran actualmente en el Espacio Fundación Telefónica, listas para ser descubiertas, y aquí os queremos dar cinco claves para conocerlas.

1 • Antes de las bestias, un OVNI

Las Strandbeest son la obra más conocida de Theo Jansen, pero antes de ellas el artista llevó a cabo otros proyectos muy particulares: una máquina que pintaba automáticamente lo que tenía situado delante, o un falso OVNI de cuatro metros que liberó en su ciudad (causando un revuelo considerable entre sus habitantes). Como puede intuirse por este tipo de trabajos, Jansen no recibió una enseñanza artística académica, de hecho estudió física en la universidad, aunque según él mismo no era muy buen estudiante.

2 • ¿Máquinas o animales?

Como ya adelantaba su OVNI, a Jansen le interesa jugar en su trabajo con la realidad y la ficción. En las Strandbeest vemos otro ejemplo de la fantasía del artista: son llamadas «bestias», se encuentran divididas en eras evolutivas, cuentan con una nomenclatura pseudocientífica inspirada en el latín, son definidas «fósiles» cuando abandonan la playa y pasan a ser expuestas… Jansen bromea diciendo que ya han logrado hasta reproducirse, por medio de los inocentes estudiantes de todo el mundo que están creando sus propias versiones, sin saber que todo forma parte de un plan maestro de las bestias.

3 • Plástico, hilo, madera…

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Una de las características más llamativas de las Strandbeest es la cotidianidad de los materiales que las componen: tubos de PVC, bridas, hilo, botellas de plástico, en ocasiones madera de palé… Jansen no necesita materiales sofisticados, ni tampoco tecnología puntera. De hecho todas las acciones que llevan a cabo las bestias son puramente mecánicas, ya que no cuentan con ningún elemento electrónico o digital. Esta sencillez material y tecnológica nació como una necesidad económica, pero terminó convirtiéndose en una motivación para el artista, a quien establecerse límites le fuerza a ser especialmente creativo.

4 • Persistencia y un Atari

Jansen no dio inmediatamente con la clave para dotar de movilidad autónoma a sus criaturas. Su primera bestia (Animaris Vulgaris), compuesta por tubos y cinta adhesiva, sólo podía mover las patas ayudada por un humano y bocarriba. Observando este primer intento a Jansen le sorprende haber mantenido la voluntad de seguir trabajando en las Strandbeest, pero eso es justo lo que sigue haciendo 25 años después. En su camino hacia las bestias de hoy fue importante el descubrimiento de un sustituto eficaz para la cinta, las bridas, y fundamental su ordenador Atari, que le permitió diseñar la pata perfecta.

5 • Cerebrum

En la exposición contamos con cuatro bestias pertenecientes a Cerebrum, el último período evolutivo. Una de ellas, Animaris Modularius, cuenta con un mecanismo que le permite anclarse a la arena de la playa en caso de vendaval; otra, Plaudens Vela II, es capaz de detectar el agua y la arena seca para evitar ahogarse o quedarse atascada. Ambas cuentan también con una serie de botellas de plástico que almacenan aire para utilizarlo como medio de propulsión cuando no corre el viento. Funciones que hacen que, cada vez más, consideremos a las Strandbeest casi como a seres vivos.

Si queréis ver a estas dos bestias en movimiento podéis visitar la exposición de miércoles a viernes a las 18:30, o los sábados y domingos a las 12:00, 13:00, 17:30 o 18:30.