El blanco, el negro y el gris constituyen los colores acromáticos, aquellos que poseen luminosidad pero carecen de tono y saturación. Desde el punto de vista de la luz, el blanco supone la suma de todos los colores, mientras que desde la perspectiva del pigmento, la mezcla total da lugar al negro. A su vez, el blanco es ausencia de oscuridad y máxima claridad, y el negro es absoluta oscuridad y mínima claridad. La escala que se desarrolla entre ambos da lugar a los grises y se conoce como escala acromática o escala test, sirviendo para establecer una relación comparativa entre la luminosidad y claridad de las distintas gradaciones de ambos colores puros.
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Acromáticos
Azul Klein
Tras utilizar asiduamente y durante unos años los colores rosa y dorado, el artista francés Yves Klein (1928-1962) se decantó en 1957 por el azul ultramarino, pigmento que en la Edad Media se obtenía a partir del lapislázuli. El mineral - que se extraía fundamentalmente de Afganistán y donde, una vez machacado, se convertía en el pigmento - cautivó al artista que lo utilizó como base de su patente. En 1960 registró su famoso azul Klein bajo el nombre IKB (International Klein Blue). Motivado por la búsqueda de una pintura que mantuviera el brillo y la intensidad del pigmento seco del azul ultramar, contactó con una compañía farmacéutica francesa y desarrollaron una resina sintética - que denominó Rhodopas - como aglutinante. Juntando ésta con el pigmento seco, alcohol etílico al 95% y acetato de etilo, se obtiene el electrizante azul Klein.
«Al principio no hay nada, luego hay un profundo vacío y después de eso una profundidad azul» Yves Klein