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20.12.2016

Mickey Mouse y la historia del sonido en el cine

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Un ratón, un excéntrico director de orquesta y una película pionera

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En la exposición ‘1,2,3…¡GRABANDO! Una historia del registro musical’ contamos con una joya que pasa desapercibida para muchos visitantes: una radio Emerson de la década de 1930 decorada en sus paneles de madera con relieves de la mascota del estudio Walt Disney, Mickey Mouse. Queremos aprovechar este cameo del ratón más famoso del mundo en nuestras salas para hablaros sobre algunas de las conexiones entre Disney y la fascinante historia del sonido grabado. Una de ellas es el Mickey Mousing.

El Mickey Mousing consiste en una particular utilización de la música en relación a la imagen en movimiento. Se da cuando la música está sincronizada con el ritmo de la acción en pantalla, e incluso las notas equivalen a pasos, sonrisas, bocinazos, pestañeos… algo habitual en las historietas animadas de la compañía Disney, como ‘El baile de los esqueletos’.

Una célebre película que se sirvió de esta técnica fue Fantasía (1940), producción cuya existencia debemos agradecer a una figura muy particular, el director de orquesta Leopold Stokowski (1882-1977). Hijo de un ebanista polaco y una irlandesa, Stokowski pronto despuntó por su talento musical y a la edad de 30 años se encontraba ya dirigiendo la orquesta de Filadelfia, que gracias a él acabaría por convertirse en una de las más importantes del mundo. Famoso por su comportamiento excéntrico, siempre fue un apasionado de las posibilidades que ofrecía para el sonido la aplicación de la electricidad y de las nuevas tecnologías de registro y reproducción musical. Su obsesión llegaba al extremo de prohibir a los ingenieros controlar el nivel del sonido y la mezcla para realizarlo él mismo cuando grababa en estudio o participaba con su orquesta en una transmisión radiofónica.

  • Radio Mickey, Emerson / MUNCYT

  • Caras laterales de la Radio Mickey

  • Leopold Stokowski en Fantasia (1940)

Stokowski se dio cuenta de que los micrófonos y los oídos humanos trabajaban de forma distinta. Mientras que nuestros oídos perciben espacialmente el sonido, los micrófonos de entonces lo recogían de forma plana. Consciente de la importancia de la espacialidad a la hora de percibir sonidos, Stokowski decidió utilizar los micrófonos a su antojo, apartándolos de lo que menos le interesaba y dirigiéndolos hacia la fuente que quería resaltar. En los años treinta colaboró con los laboratorios Bell para investigar en esta nueva vía, avanzando así en la consecución del sonido estereofónico, cuyas frecuencias se separaban en dos o más canales distintos para generar la sensación de “perspectiva auditiva”. El 12 de abril de 1931 sorprendieron al público de la Academia de la Música de Filadelfia al representar El ocaso de los dioses en total oscuridad y, al encender las luces, revelar que el escenario se hallaba vacío a pesar de que los sonidos de la orquesta procedían de sus posiciones espaciales correspondientes. Incluso lograron crear la ilusión de un carpintero fantasma que avanzaba por el escenario, serraba madera y clavaba clavos.

El monte Olimpo, Fantasía (1940) en Vimeo

En 1936 Stokowski abandonó Filadelfia y se estableció en Hollywood, dispuesto a sacar provecho de su recién adquirida fama. De forma completamente casual, Walt Disney se encontró con él en un restaurante de Beverly Hills y le invitó a acompañarle. Al comentarle que quería realizar una película de animación basada en El aprendiz de brujo del compositor Paul Dukas y que Stokowski se encargara de la parte musical, éste quedó tan fascinado por la idea que acabó convenciendo a Disney para hacer un largometraje de animación utilizando varias piezas clásicas. Stokowski grabó la música en la propia cinta cinematográfica utilizando una versión de tres canales del sistema estereofónico que apodó Fantasound. Así consiguió que el sonido se moviera literalmente por la pantalla acompañando a los personajes de Fantasía cuando ascendían por escaleras o se producía una inundación. A pesar de que el sistema Fantasound pronto se abandonaría, Stokowski siguió soñando con alcanzar nuevos horizontes sonoros por medio de la tecnología, permaneciendo a contracorriente durante toda su vida.

 

Si os ha interesado esta entrada y queréis conocer a otros muchos pioneros en el campo del sonido, no os podéis perder ‘1,2,3…¡GRABANDO!’, en el Espacio Fundación Telefónica hasta el 22 de enero de 2017.