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18.02.2016

¿Cómo trabaja un conservador de patrimonio?

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Os acercamos a una figura clave dentro de cualquier museo, centrándonos en un patrimonio muy particular: el histórico-tecnológico

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Tras haber dedicado nuestra última entrevista a la figura del coordinador de exposiciones, hoy queremos centrarnos en otra profesión fundamental dentro del ámbito museístico: la del conservador. Hablamos con Reyes Esparcia Polo, conservadora del patrimonio histórico de Telefónica, compuesto por el archivo fotográfico, el archivo documental y la colección histórico-tecnológica. Ésta última consiste en todos aquellos objetos relacionados con las telecomunicaciones que la empresa ha ido conservando y adquiriendo a lo largo de su historia, y es en la que hemos querido hacer hincapié en esta entrevista.

¿Podrías describirnos brevemente tus funciones como conservadora de patrimonio histórico?

Resumiendo mucho, tengo que cuidar de la colección: asegurarme de que esté bien conservada, bien almacenada, bien expuesta. También tengo que cuidar de la colección a nivel de documentación: es fundamental tener cada pieza como mínimo inventariada, pero también catalogada, localizada y con los detalles de su estado de conservación disponibles. De entre mis funciones la documentación representa el mayor reto, por la enorme cantidad de piezas que componen nuestra colección.

• ¿Qué perfil académico te lleva a convertirte en conservador?

En mi caso, yo soy licenciada en Historia, en la especialidad de Arqueología. Como arqueóloga, tu labor es extraer las piezas, documentarlas y despedirte de ellas. Pero a mí me interesa mucho la parte posterior: ¿Qué se hace con esas piezas? ¿Se exponen o no? ¿Cómo se exponen? ¿Cómo se informa al público? Además de la investigación del pasado, de la huella que ha ido dejando la gente que ha estado aquí antes que nosotros, me interesa su difusión.

• ¿Has conocido a conservadores con otros trasfondos?

Sí, para ser conservador puedes provenir de muchos perfiles: he conocido a químicos, historiadores del arte, ingenieros… Existe también la figura del técnico, alguien que haya trabajado con los propios equipos a conservar, que para mí es alguien fundamental. Nosotros contamos con Ángel, que trabajaba en una empresa de instalación de líneas.

• ¿Mantienes algún tipo de comunicación con otros museos o instituciones que cuentan con un patrimonio similar al de Telefónica?

Sí, es algo esencial. Existe una red de colaboración y apoyo muy importante, la Asociación Internacional de Museos de Transporte y Comunicación, con reuniones internacionales anuales. Nos enviamos correos del tipo “¿Alguien sabe dónde puedo encontrar esto?” o incluso “¿Alguien sabe qué es esto?”. Ahora estoy en comunicación con el Museo del Correo y las Telecomunicaciones de Luxemburgo, que va a cerrar por reformas y está muy interesado en nuestro proyecto ‘El Espacio se acerca a…’, con el que llevamos piezas de la colección a centros de día, residencias, hospitales…

• Centrándonos en las piezas con las que trabajas, ¿qué cuidados requieren?

Requieren sobre todo estabilidad: hay que evitar grandes variaciones de cualquier tipo y mantener las piezas en un ambiente cuya humedad no sea muy elevada. La ventaja es que no exigen unas condiciones tan extremas de control como las obras de arte. Trabajamos con mucha madera en piezas de finales del s.XIX a principios del XX, con metal, con plástico… Lo más problemático es la mezcla de materiales en una misma pieza. Esto se da sobre todo en el caso del plástico, que genera muchos problemas al entrar en contacto con otros materiales (cableado, tornillería, madera…), que interactúan con él y lo degradan.

• ¿Hay alguna pieza que tenga un valor o significado especial para ti?

Me gustan mucho las herramientas, el utillaje de los técnicos. Los teléfonos originales del XIX son preciosos, los grandes equipos son impactantes, pero a mí me encanta la parte de las herramientas porque te habla de la gente que ha trabajado aquí, que las ha cuidado. Ves cajas de herramientas maravillosas y en perfecto estado que realmente han estado en uso, y en las que a veces pone el nombre del trabajador, porque cada uno era responsable de su equipo. Así que a través de esas herramientas te das cuenta de toda esa gente que ha ido pasando y cuidando de que todos los equipos funcionen. Cajas con unas llaves que parecen herramientas de cirujano o de dentista, que sirven para el mantenimiento de las centrales Pentaconta; cazos pesadísimos de hierro fundido para fundir ahí el estaño e ir empalmando cables; bandejas de empalmador…

• Actualmente contamos en el Espacio con la exposición temporal ‘Rarezas de Colección’, compuesta por algunas de las piezas más curiosas e inusuales del patrimonio tecnológico de la compañía. ¿Cómo fue su proceso de creación?

Fue un desafío, porque hemos querido rescatar piezas sobre las que hemos tenido que investigar, en lugar de apostar por lo fácil y servirnos de piezas que ya conocíamos. Ha sido un proceso muy bonito y a veces también muy peliagudo. La documentación del laboratorio de Telefónica, que es riquísima, nos ha sido fundamental, porque todas las piezas que se utilizaban en la compañía pasaban por la comprobación del laboratorio de ensayos de la compañía, y tenemos todas las actas, desde la primera de los años 20. Descubrimos por ejemplo que la olla que tenemos expuesta tiene un diseño que viene de los EE.UU., como si en España no supiésemos hacer ollas…

• ¿Para esta exposición os habéis servido de la ayuda de otras instituciones?

No hemos podido, porque esto sí que no lo tiene nadie. En Europa hay una historia muy común a nivel de evolución en la tecnología de las telecomunicaciones, pero a nivel de herramientas los demás países tienen mucho menos patrimonio que nosotros. En esta exposición por tanto la ayuda principal nos la han brindado los técnicos, el archivo documental y las actas de ensayo.

• Por último, nos gustaría saber cuál es el aspecto de tu trabajo que destacarías de entre todos los que nos has estado describiendo.

La parte de investigación sobre las piezas y sobre su conservación. Y el proceso de buscar maneras de difundir el patrimonio que sean distintas a lo que estamos acostumbrados, que ayuden a darle nueva vida.