Los estudios de futuros se nutren de diversas disciplinas que analizan las tendencias económicas, tecnológicas, sociales, culturales y ambientales con el objetivo de plantear escenarios posibles a largo plazo. En el siglo pasado, se conocía ampliamente como futurología, estando más enfocada en la predicción. Hoy en día, los académicos y expertos de la llamada prospectiva - o metodologías de pronóstico - lo que realmente buscan es comprender qué es probable que continúe sucediendo y qué podría cambiar de forma plausible, explorando así diferentes alternativas. La prospectiva, además, nos ayuda a definir un plan de acción hacia los futuros preferibles; no podemos predecir el futuro, pero sí generar visiones y determinadas acciones para aumentar la probabilidad de aquellos futuros que preferimos a día de hoy.